Para nuestra visita a Toledo nos alojamos a las afueras de la ciudad, en la zona conocida como Los Cigarrales. Allí había muchos cortijos habitados por la burguesía toledana, que a menudo se convertían en la segunda residencia, haciendo las veces de lugar de esparcimiento.
No es mal lugar, desde luego... Una zona tranquila, en plena naturaleza junto a la ribera del Tajo y desde donde obtener una panorámica excelente de Toledo. De hecho, unas de las mejores imágenes que conservo de este viaje son las del anochecer con Toledo iluminándose y el amanecer con vistas al campo toledano, en un vergel de tranquilidad.
Los Cigarrales son construcciones de estética rústica, señorial, que se rodean de bellos jardines, terrazas o patios llenos de plantas y flores, y rodeados de huerto o plantaciones diversas. Se dice que esta zona recibe su nombre de la afluencia de cigarras que en época estival se deja sentir. Debe hacer bastante calor, sin duda...
Pero en nuestra visita en pleno mes marzo ni rastro de cigarras y su chirriante canto que acompaña al verano. ¡Más bien nos despertábamos con heladas!
En la actualidad, la mayoría de estos cortijos se han reconvertido en hoteles, de modo que es una buen opción si vas a visitar Toledo durante más de un día. Desde el emblemático Parador a otros hoteles de tres y cuatro estrellas, hay donde elegir. La cuestión del desplazamiento a Toledo no es complicada.
Cómo ir de Los Cigarrales a Toledo
Hay hoteles a diversas distancias (algunos muy cerca del Puente de San Martín), pero en general, a no ser que quieras hacer el recorrido caminando junto a la carretera (puede llevar más de una hora y la mayoría de los tramos no están preparados para peatones) habremos de hacerlo en coche o en alguno de los autobuses que conectan la zona con la ciudad, aproximadamente cada hora.
Si nuestra opción es el coche, existe posibilidad de encontrar aparcamiento gratuito en algunas zonas de la ciudad, siempre en las afueras. Nosotros así lo hicimos dos de los tres días que estuvimos en Toledo, uno de ellos junto al Puente de San Martín y cerca del Convento de la Concepción.
Hay otros aparcamientos de este estilo más alejados del centro histórico (junto a la estación de autobuses) y algunos pequeños espacios para aparcar junto a la ribera del Tajo, entre el Puente de Alcántara y el Puente Nuevo. Si vais temprano, tal vez podéis aparcar aquí (nosotros lo conseguimos un día antes de dar un recomendable paseo por las sendas naturales del Tajo).
Muy céntrico, junto al Alcázar y a la Plaza Zocodover, hay un aparcamiento de pago, a veces se convierte en la única opción si queremos estar cerca del casco antiguo o no disponemos de mucho tiempo para visitar la ciudad. Pero ojo a las tarifas, a nosotros nos costó casi 20 euros dejar el coche desde las 11 de la mañana a las 7 de la tarde, aproximadamente.
En definitiva, a mí me resultó una opción bastante cómoda la del alojamiento en Los Cigarrales. Y como a muchos hoteles en la ciudad es complicado llegar en coche (Toledo además ha establecido varios días libres de coche a la semana), nos evitábamos ese problema.
El tema de aventurarse en coche por el centro de Toledo es bastante arriesgado, no solo porque nos exponemos a una multa si estamos en día libre de coches, también porque muchas calles no están preparadas para el tráfico y podemos llegar a un callejón sin salida o quedarnos atascados entre dos casas con facilidad.
Los hoteles en Los Cigarrales de Toledo suelen aprovechar el entorno, algunos disponen de zona de juegos para los niños, y restaurantes con miradores a Toledo. El del Parador o el del Kris Doménico son algunos de los más reconocidos no sólo para disfrutar de la gastronomía local sino también de unas deliciosas panorámicas.
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