Dicen que es la única cascada que desemboca directamente al océano en Europa, y aunque es difícil corroborar esta exclusividad, lo cierto es que la cascada del Ézaro en Dumbría (A Coruña) es todo un espectáculo natural que no deberíamos perdernos en nuestra visita a esta zona de Galicia.
Al asomarnos a la “fervenza do Ézaro” sentimos la emoción que debieron de experimentar los descubridores de paisajes inusuales, esos exploradores para los que todavía quedaba tanto mundo sin cartografiar. Un delicioso asombro más incluso para los ojos de los niños, poco acostumbrados a los documentales que nos acercan a cualquier lugar del planeta sin movernos de casa.
Avanzando por el acantilado a los pies del monte O Pindo sobre una pasarela aparece ante nosotros, imponente, el salto de agua. Se trata de la desembocadura del río Xallas, que cae a una ría, unida al océano, y en la que se mezclan las aguas dulce y salada.
Los cuarenta metros de caída de las cascada del Ézaro y el fragor de las aguas al romper sobre el cañón y fundirse con las aguas óceanicas nos hacen diminutos. Este fenómeno natural ya de por sí fascinante es aderezado en temporada alta con iluminación artificial que nos ofrece una nueva fotografía.
Si queremos ampliar esta excursión por la Costa da Morte, en los alrededores podremos disfrutar de la zona de juegos y de pícnic, visitar el Museo de la electricidad, ir a la playa o subir al mirador de Ézaro. Pero puede que nos cueste despegarnos de esta peculiar cascada volcada al Atlántico que nos atrae, hipnótica, como una ensoñación.
Foto | Photos by Elisa, Martina and Joaquin en Flickr-CC
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