¿Te has despertado con alguna buena sorpresa en el arbolito? Tal vez el Niño Dios o Papá Noél han pasado por tu casa esta noche, y si te fijas bien, seguramente ha dejado algo para tí: la promesa de un próximo viaje.
Nuestro espíritu viajero siempre nos lleva a plantearnos algún desafío que nos impulsa al mundo. Es el momento de disfrutar de las experiencias pasadas, de revivir esas visitas o lugares que nos marcaron personalmente. Esos momentos compartidos fuera de casa que han afianzado la amistad de siempre, o las nuevas. Las imágenes cosechadas este año. Los perfumes extraños, los sabores aprendidos. Los recuerdos que alimentarán muchas anécdotas y que son el germen de la aventura que vendrá.
Planea, sueña el próximo viaje.
Y si te ha tocado pasar esta Nochebuena lejos de casa, cumpliendo ese sueño o buscando una Navidad diferente, por trabajo, por estudios, porque has elegido otra tierra para vivir, aprovecha el tiempo para aprender de la experiencia.
Que el camino sacie tu curiosidad, te permita conocer otras realidades, amplíe tu horizonte interior, te enseñe a ser mejor y a colaborar para que mejore la vida de otros. Te haga más sabio.
¡ Feliz Navidad !