Siempre disfruto viajando en coche. Sobre todo me resulta apasionante elegir una direcicón cualquier dentro de Europa e ir descurbiendo parajes que no estaban en nuestros planes. El viejo continente permite ese tipo de descubrimientos y es que las cortas distancias y la diseminación de villas y pueblos con tanta historia, lo hace el lugar ideal para recorrer en coche.
En otros continentes, también en regiones montañosas de Europa, podemos encontrarnos con carreteras y rutas que si bien nos permitirán disfrutar de parajes de ensueño, también podrán a prueba nuestra valentía, por tratarse de rutas muy peligrosas.
Hoy en Diario del Viajero me gustaría lanzaros una pregunta relacionada con estos últimos caminos que pueden mantenernos en vilo durante parte del viaje.
¿Cuá ha sido la ruta por carretera más peligrosa que has realizado?
La pregunta de la semana anterior
La semana pasada nuestra compañera Victoria lanzó una pregunta que ha recibido multitud de respuestas. Nos invitada a contar ¿Qué paisaje o momento de un viaje te ha hecho llorar de emoción?.
He seleccionado algunas de las que más llamaron mi atención. Por ejemplo la que envía el viajeroinsatisfecho narando un momento que vivió cuando entre las nubes percibió las ruinas del Machu Pichu: "Sentado, y pertrechado de un pequeño chubasquero, en una de las altas terrazas de Machu Pichu, amanecía, llovía y no se veía nada en absoluto".
En México yzakramirez1, más en concreto en las Barrancas del Cobre, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua, vivó un momento único al contemplar: "un paisajes sin fin y bellezas naturales en todo su esplendor… cascadas, bosques, acantilados… una belleza".
Una artista del telar argentina, monica.tapices, tuvo un gran momento cuando se encontró de sorpresa con el Monte Fuji: "Y de repente ocurrió, en la siguiente curva apareció ante mí el Fujiyama en todo su esplendor con su imponente cumbre nevada, tan cerca que parecía que podía tocarlo. Me emocionó de una manera tan especial que al día de hoy quisiera repetir la experiencia".
marcela.munoz.526 sin embargo, vivió su experiencia emotiva al entrar a un museo madrileño, el museo del Ejército en Madrid. El instante álgido tuvo lugar cuando se encontró frente a frente con la Tizona del Cid: "no paraba de llorar".
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