Arqueólogos chilenos llaman la atención internacional al observar que las enigmáticas estatuas de la Isla de Pascua, los moais, están sufriendo un acelerado proceso de degradación que podría destruirlas.
A 3700km del continente, a 4000 kilómetros de Tahití, y a 2700 kilómetros de la isla más cercana (Pitcairn), La Isla de Pascua o Rapa Nui, probablemente este sea el pueblo más aislado del planeta. La isla tiene 4.000 habitantes y recibe 52.000 turistas (en el 2007). Este ingreso de visitantes representa un incremento del 20% en relación con el 2006 y diez veces lo que se recibía en 1990.
Las esculturas enfrentan una serie de enemigos naturales, como el sol, las olas, el viento y la humedad, que las van erosionando. Muchas padecen distintas plagas, incluido líquenes y musgos. La erosión carcome los "ahus", como se denomina a las plataformas ceremoniales de tierra y piedra sobre las que reposan los moais.
A estos enemigos naturales debemos, lamentablemente, sumar la acción del hombre. La inmensa mayoría de los turistas que se acercan a la isla son sumamene respetuosos. Pero hay casos de abuso y hasta maltrato por parte de los visitantes, como el caso del turista finlandés que cortó una oreja a un moai para llevársela como souvenir (más información en los enlaces abajo).
En 1995 la Isla de Pascua (Chile) fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pero las autoridades atribuyen el auge del turismo a que fue considerada seriamente para la lista de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo elaborada el año pasado. Aunque quedó en octavo lugar, la campaña generó buenas reacciones traducidas en más turistas.
También ayuda la inauguración de un nuevo complejo hotelero, el Explora, y la expansión del popular Hanga Roa Hotel. Todo ésto para dar servicio a los turistas llegados en los ocho vuelos semanales, de Santiago de Chile y de Papeete (Tahití), además de varios cruceros durante la temporada alta. En la temporada baja hay solo cuatro vuelos, pero siempre tienen plena ocupación.
La isla tiene 1.524 sitios arqueológicos, incluidos 887 moais, de los cuales solo 50 han sido restaurados.
Los moais se deterioran más rápidamente si son reparados y parados nuevamente ya que quedan más expuestos a los agentes naturals y al público que si permanecen en el suelo, con la cara hacia abajo o enterrados.
En el año 2003 la UNESCO llevó a cabo unas pruebas inyectándo a cinco moais un sellador que los protege de la humedad y el liquen. Los resultados fueron positivos, pero el tratamiento era demasiado costoso.
Y ahí quedó el tema.
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