En Agra se amontonan todos los mendigos, rickshaws y profesionales en hacerte perder la paciencia de la India y entre ellos sobresale el monumento más impresionante que se ha realizado al amor. El Taj Mahal es, sin lugar a dudas, una visita obligada en la India. De todas maneras, la ciudad de Agra no es precisamente un lugar agradable para permanecer unos días y se recomienda pasar el día visitando el monumento para luego a la noche coger el tren y llegar al siguiente destino.
Delhi se encuentra al este de Agra a unas pocas horas de tren, Varanasi al oeste significa una noche de tren. Así que tanto si vais hacia el este o hacia el oeste, siempre tenéis la oportunidad de hacer una parada en Agra y seguir vuestro destino una vez visitado la ciudad. Agra no es demasiado grande pero existen tres estaciones de tren así que controlad las salidas de cada una de ellas. Las conexiones las podéis hacer en rickshaw en menos de 10 minutos y por escasas rupias. Podéis a su vez alquilar un rickshaw para todo el día y así os puede llevar al Taj Mahal, al fuerte y a las distintas estaciones desde 4 a 12 euros al día dependiendo de vuestras habilidades al negociar.
Las puertas del Taj Mahal están abarrotadas de mendigos. El choque interno llega cuando en las puertas del monumento te piden 750 rupias (15 euros) y no puedes evitar en pensar en toda esa gente anónima que has dejado atrás y las maravillas que harían con tanto dinero junto.
Entrando por la puerta sur del Taj Mahal no descubres el monumento hasta el final, como si se tratara de un regalo sorpresa no ves el edificio hasta cruzar la puerta y de golpe lo tienes ante ti. Con su mármol brillando incandescentemente y su silueta perfilada en el agua. Es interesante ver el monumento reflejado en distintas horas del día, pero como el ticket sólo sirve para una visita, lo mejor será quedarse hasta el atardecer.
Ya bastante se ha escrito sobre este monumento al amor. El mismo Rabindranath Tagore lo definió como un poema escrito en piedra y dijo de él alguna vez que estaba destinado a brillar por siempre como "una lágrima en la mejilla del tiempo".
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