La Gran Manzana tiene muchos mitos. Uno de ellos es que tomar un taxi es una aventura; y que una vez tomado, puedes convertirte en una momia antes de llegar a tu destino debido a los atascos de tráfico. Si no hay atasco, es posible que el taxista conduzca a tal velocidad que te sientas por un momento en una persecución policial (yo aún estoy buscando el pulmón que me salió por la boca tras coger un taxi a las tres de la mañana en Las Vegas, conducido por un sosias de Chris Rock versión mal rollo). Pero todo eso son mitos más o menos exagerados.
Lo que no constituye en absoluto un mito es que, en Nueva York, resulta casi un milagro coger un taxi entre las cuatro y las cinco de la tarde. Quienes con lo consigue, dicen, se les queda la cara como si hubiesen visto a la Virgen o algo así.
La razón es bastante sencilla. Este pico de demanda coincide justo con el lapso de tiempo en el que los taxistas neoyorquinos se dirigen a los garajes de Queens para cambiar el turno.
Tal y como explica el profesor de periodismo de la Universidad de Nueva York Jay Rosen, en Este libro le hará más inteligente, editado por John Brockman:
al tener que circular un mismo vehículo durante veinticuatro horas al día gracias a contar con dos conductores, es lógico que el cambio de turno se produzca en torno a las cinco de la tarde. Ahora bien, esta situación constituye un problema para la Comisión de Taxis y Limusinas de la ciudad de Nueva York (y un problema de difícil solución, cabría añadir).
¿Por qué son amarillos y pitan tanto?
Pero lamentablemente se avecinan cambios, y ya no nos sentiremos como en una película cuando viajemos a Nueva York (al menos hasta que no existan suficientes películas en las que aparezcan reflejados estos nuevos cambios). Uno de los cambios es el modelo de vehículo mayoritario: Hasta ahora eran Ford Crown Victoria. A partir del 2013, pasarán a ser del modelo Nissan NV200, que tienen aspecto de furgoneta.
Los taxis neoyoquinos también se caracterizan por tocar demasiado el claxon. Muchas personas creen que esto sucede porque nadie ha regulado el uso del claxon. Una propuesta ciudadana concluyó que había una solución al respecto: que en el interior del taxi también sonara el claxon, hasta el punto de que molestara tanto al conductor como al paseante: así el taxista se lo pensará dos veces antes de darle al pito.
Fotos | Diego_3336 en Flickr En Diario del Viajero | ¿Cuánto cuesta un taxi en Nueva York? | Los nuevos taxis de Nueva York | Nueva York tendrá también taxis color verde manzana