El próximo 9 de noviembre se celebra un año más el Día del Turismo Responsable, una llamada de atención a nuestra conducta como viajeros. Y sumando nuestro granito de arena decimos NO al "safari humano".
En el mundo, más de 150 millones de personas viven en tribus aisladas de la "sociedad" tal como la conocemos. En más de 60 países del planeta existen comunidades que viven a su propio ritmo desde hace generaciones, con escaso o nulo contacto con el resto del mundo. Muchas veces, la llegada del turismo contribuye a su degradación y a su pérdida de identidad.
Es nuestro deber como turistas responsables, respetar la inalterabilidad de las culturas que nos reciben, alejándonos por ejemplo de la práctica del "safari humano" para obtener la pieza preciada: una foto, una "artesanía", un "recuerdo" de aquella exótica cultura que tocamos.
Hay una web que nos muestra muchas de estas comunidades: Survival, y ojalá fuera la única forma de tomar contacto con ellas.
Algunos ejemplos:
Los Zo'e son una pequeña comunidad que vive en la profundidad de la selva de Brasil, cerca de la frontera con Surinam. Permanecieron aislados hasta 1982 cuando unos misioneros evangélicos los "descubrieron" y llevaron el "desarrollo". Con ellos llevaron también enfermedades para las que los indígenas no tenían defensas. Luego de estar al borde de la desaparición, hoy parece que su población vuelve a estabilizarse. Pero el peligro no ha desaparecido. Conócelos más.
Los Jarawa viven en las islas Andaman, en el Golfo de Bengala. Este pueblo resistió la influencia externa hasta 1998, y ahora se esfuerza por denunciar los abusos de los extranjeros que los acosan para quedarse con sus tierras. Es una de la últimas comunidades en sufrir una epidemia de sarampión en el 2006, enfermedad no conocida antes en su territorio. Conócelos más.
Detrás de los desplazamientos y acosos, muchas veces se esconden más o menos veladamente, intereses sobre los recursos naturales. La industria turística también tiene un papel en este escenario general.
¿Es necesario llegar hasta el último rincón de la Tierra?
Foto | Pedro Biondi