Soy argentina y hace años que vivo en España. Todavía se me escapa un “vos“ aunque con el tiempo he llegado a dominar un idioma híbrido entre ambas lenguas. Sin embargo, cuando conozco a un nuevo amigo español, apenas abro la boca con un “buen día“ o un “hola“ es suficiente para que noten mi procedencia y en algún momento de la charla saldrá la frase: “¿cómo decís vosotros?“ Y mi respuesta es: “¿cómo dicen ustedes?“. Porque el argentino y el español son parecidos, pero no iguales.
Al argentino que llega a España le asombrarán algunas cosas: el nivel del tono de la charla (un poco por encima de lo acostumbrado), el uso de los tiempos verbales compuestos (hemos visto en lugar de vimos), el uso de las personas gramaticales “de libro” que creíamos olvidadas, como el “vosotros” en lugar de nuestro polifacético “ustedes”. Nos asombra escuchar a la gente hablando como si todos fueran actores de doblaje.
Al español que llega a Argentina le asombrarán otras cosas. Dicen que nuestra lengua suena antigua, será por el “vos“ y justamente por el uso de tiempos simples. Dicen que usamos palabras que hace mucho que no se usan aquí. Dicen también que el argentino es más cadencioso, más dulce. No sé. La cuestion es que por lo general el acento argentino en España es recibido con una sonrisa y gusta escucharlo. ¿Pero, entenderán todo lo que decimos? Creo que no, de hecho algunos amigos de aquí han visto películas argentinas más de una vez para terminar de entender los diálogos (tan rápido el hablar, tantos localismos). Yo tampoco entendía todo lo que escuchaba, apenas llegar. Porque parece mentira, pero hay muchas diferencias.
El primer día en la calle me saludaron con un “¿Qué pasa?”. Creí ver un tono de chulería, incluso.¿No soy bienvenida? Y mi respuesta instintiva fue: “Nada, no me pasa nada.¿Por?“ Sin embargo, la otra persona simplemente me estaba dando los “buenos días“ (aquí siempre en plural).
Las primeras diferencias las noté al hablar de comida. Mis “frutillas con crema“ se habían transformado en “fresas con nata“, los “duraznos“ de toda la vida, habían mutado en “melocotones“ (aún hoy esta palabra me suena a graciosa). Pero cuando realmente me divierto despistando a mis amigos españoles, es cuando uso frases coloquiales que se pueden escuchar en cualquier esquina argentina. Lo mismo hacen ellos conmigo, no crean.
No seas botón
¿Tomamos el bondi?
¡Qué calentura! Esto es re-trucho
Tenés que bajarte acá y patear 5 cuadras
Podría agregar cientos de frases que desconciertan a los españoles pero que les atraen como la miel (¿qué tendrá este acento rioplatense?). El problema se presenta cuando van de visita a Argentina por un corto tiempo. Siempre pensé que podrían sentirse un poco perdidos, incluso con la sensación de que “nos quedamos con ellos“ (traducción al argentino: no significa que nos los llevamos a casa para guardarlos de recuerdo, sino que nos reímos de ellos) cuando no es así. Por éso me alegré cuando conocí la existencia de un diccionario argentino-español que trata tanto el vocabulario como las frases coloquiales.
Se llama ¡Qué quilombo! (obvio) y está muy bien hecho ya que por orden alfabético te lleva por las palabras y frases más comunes de la vida en Argentina y que de vez en cuando se nos escapan aquí. Será de utilidad tanto si vas a ir de viaje a Argentina, como si quieres (querés) entender a tu amigo cuando se le escapan las frases que mamó de chiquito (pequeño). O si quieren divertirse un rato juntos. Puedes (podés) encontrarlo en este enlace.
Y dicho ésto: a ver, por favor, cuando intenten “hacerse los argentinos“ no digan: “¡Qué paaaasa, boluuuudo, cheeee!“ todo en la misma frase. Con un “vení para acá“, será suficiente.
¿Captaste? Bueno, chau, ¡que te garúe finito!
Foto | Furlin en Flickr
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