¿Por qué ‘wuran’ es una de las primeras palabras que aprenden los chinos?
Las palabras que aprendemos dependen del entorno en el que nos criamos y prosperamos. Las culturas son reflejos de la geografía, la meteorología, las carencias y las abundancias, y otros factores diversos.
Por esa razón, en China, los niños aprenden unas determinadas palabras antes que otras. Y una de las primeras, y que definen un terrible problema en todo el país, es wuran.
Contaminación
Wuran se puede traducir como contaminación o, más concretamente, contaminación sucia. Los medios estatales chinos, no obstante, prefieren usar el tiempo wumai, es decir, neblina, dando a entender que las condiciones son efímeras y ocasionales.
Con independencia de la palabra que estimes usar, las connotaciones son reales, y sus efectos físicos, fisiológicos y constantes, también.
En los días más nublados de Shanghái, por ejemplo, los residentes cubren con trapos, telas y pañuelos su nariz y su boca siempre que salen a la calle. Tal y como abunda en ello Martin Lindstrom en su libro Small Data:
Cerca de una cuarta parte de los niños chinos ya nacen con alergias, y un antiguo ministro de Salud chino informó una vez que entre 350.000 y 500.000 chinos mueren prematuramente al año por culpa de la contaminación del aire.
De los 560 millones de personas que viven en ciudades chinas, solo el 1% respira un aire considerado seguro por la Unión Europea. Por eso el wuran es una palabra tan repetida por todos, desde la tierna infancia.
En los peores días del wuran, una bandera roja cuelga ominosamente en la fachada de las escuelas locales, y los estudiantes se mantienen en el interior. Tan extendida está la preocupación con los contaminantes aéreos que el Colegio Británico de Pekín y otros colegios internacionales han construido cúpulas herméticas equipadas con sistemas hospitalarios de filtración de aire alrededor de sus campus.
El principal contaminante es el carbón, que China quema más que Estados Unidos, Europa y Japón juntos, y cuyas emisiones de dióxido de azufre y óxido de nitrógeno llegan incluso a Japón y Corea del Norte y del Sur. Otro culpable del curan es el creciente número de coches, la alta intensidad de tráfico y la gasolina de baja calidad: el mercado automovilístico tiene una producción anual que supera a Estados Unidos y Japón juntos.
Eso es el wuran. Una palabra que aprenderás al llegar a China y que también se infiltrará en tu organismo como recuerdo imborrable de una pésima política medioambiental.