El souvenir, con todo su grado hortera y kitch, debe reflejar la idiosincrasia o al menos algún rasgo característico del destino al que hemos viajado. Lo que caracteriza Beijing, la capital de la República Popular China y una de las ciudades más pobladas del mundo con más de 21 millones depersonas, es la contaminación.
Por esa razón, podemos adquirir el que quizá sea el souvenir más friqui del mundo: una lata que contiene aire contaminado de la ciudad.
Bajo el nombre de Beijing Air, cada lata se vende a unos 3 euros, y el éxito ha sido inmediato: ya que vamos a comprar un souvenir, que sea particularmente feo, raro o chocante, o las tres cosas a la vez.
Detrás de este ingenioso negocio en el que se vende más de un centenar de latas al día está un empresario británico llamado Dominic Johnson-Hill.
Cada lata de aire de Pekín-Beijing contiene una mezcla de nitrógeno, oxígeno y algunas otras cosas. El contenido se toma de las calles de Beijing, que se caracteriza por ser uno de los más contaminados del mundo y que fue catalogado como alerta roja. El rojo es el máximo nivel de alerta de un sistema de medición basado en cuatro colores: azul, amarillo, naranja y rojo. Este sistema se instauró en 2013.