Cada vez somos más personas porque no sólo ha descendido la mortalidad mundial, sino también nuestra esperanza de vida: se calcula que dicha esperanza de vida se incrementa 6 horas cada día. Por cada 6 meses que transcurren, la esperanza de vida aumenta 5 semanas. En 10 años, ganaremos 2 años y medio, siempre que no cambie esta progresión por algún problema sobrevenido.
Entre 2000 y 2050, la población mundial de más de 60 años se duplicará, y el número absoluto de personas mayores de 60 años pasará de 605 millones a 2.000 millones. El futuro, pues, estará dominado de una infinita variedad de personas... mayores.
Nuestra esperanza de vida sólo está determinada por los genes en un porcentaje muy pequeño: la mayor parte se la debemos a nuestro estilo de vida, es decir, que resulta determinante, también, dónde vivimos: Como grupo, las mujeres de Japón son las que más viven del mundo, con una media de 86 años. Los hombres que más sobreviven son los de San Marino, una república de 61 kilómetros cuadrados rodeada por Italia, donde la esperanza de vida es de 80 años. En lugar con la peor esperanza de vida es Suazilandia, al sur de África, con una media de 31,99 años. A continuación, vienen Angola, Zambia, Zimbabwe y Lesoto.
La escasez de alimentos es una de las principales causas de mortalidad. Según expertos de la Universidad de Columbia, uno de cada siete personas sufre inseguridad alimentaria. En la República Democrática del Congo, una persona muere cada 39 segundos, mientras que nace cada 10,5 segundos. En Etiopía, las cifras son similares: una persona muere cada 31.7 segundos, pero un bebé nace cada 8,3 segundos.
Las ciudades son el futuro
Como algunos autores señalan, tales como Matt Ridley, Edward Glaeser o Tim Harford, debemos empezar a olvidarnos de una existencia rural y bucólica al estilo Thoreau o de casas unifamiliares con jardines porque sencillamente este estilo de vida no es en absoluto sostenible: somos demasiadas personas en el mundo como para disponer todods de este estilo de vida (a no ser que aceptemos entre todos el regresar al nivel de vida de la Edad Media).
Problemas medioambientales
Con todo, los problemas medioambientales continúan siendo un problema debido a que cada vez somos más, y también consumimos más.
Reino Unido, es el país que más leyes medioambiental tiene en vigor, con un total de 22, según un estudio publicado por Globe International sobre las 16 principales economías del mundo. Por el contrario Sudáfrica es el que menos, sólo una.
En el siguiente mapa podéis ver todos los desastres naturales y artificiales en tiempo real. RSEO: Emergency and Disaster Information Service es una base de datos de desastres naturales y artificiales (desde terremotos, incendios, volcanes y demás hasta accidentes de tráfico o de avión, pasando por polución medioambiental y epidemias) plasmada en los mapas de Google para que veamos en tiempo real todo lo malo que ocurre en el mundo.
Pero quedan aún lugares intocados
De los 6.000 idiomas que se hablan en el planeta, el idioma de la tribu piraha, localizada en la ribera del río Maici, en Brasil, es el idioma más simple del mundo, según investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT). Lo hablan menos de 200 personas. Este idioma carece de palabras para expresar el concepto de un número específico, es decir, no tienen “uno”, ni “dos”. Las cantidades se expresan de manera relativa: “algunas”, “pocas” o “más”, por ejemplo.
Biodiversidad
Es además el hogar de los Waorani y de otros pueblos indígenas que aun viven en aislamiento voluntario.
Sin embargo, bajo tierra hay grandes reservas de petróleo que, finalmente, acaben con este refugio virgen. Protejámoslo para proteger la enorme variedad de personas que somos. Aunque sólo sea por el aliciente de seguir viajando y sorprendiéndonos con todo lo que nos sale al paso.
Fotos | Wikipedia | Wikipedia | Wikipedia En Diario del Viajero | La enorme variedad de personas que hay el mundo: pobreza, riqueza y cómo cabemos todos en el Gran Cañón (I) | La enorme variedad de personas que hay el mundo: gente sin alcohol, palabras rarísimas y otras culturas (II)