Floreana: la isla donde escaparon de sus aburridas vidas los Adán y Eva del siglo XX
¿Está aburrido de tu rutinaria vida? ¿De tus grisáceos rituales cotidianos? ¿De trabajar para comprar cosas que no necesitas? Tal vez te inspire la historia de un dentista berlinés y una profesora de instituto que, de un día para el otro, abandonaron a sus respectivos matrimonios para viajar a una isla alejada de todo y de todos.
Como un Adán y Eva del siglo XX, ambos construyeron su nuevo mundo en Floreana, una isla de que pertenece a Ecuador y que se encuentra en el Océano Pacífico. Ésta es su historia.
Aburridos
Dore Strauch era una profesora de instituto que soñaba con una vida más emocionante. Friedrich Ritter era un dentista alemán que deseaba cartografía el cerebro humano pero, sobre todo, siente que la civilización humana no tiene nada más que ofrecerle.
En 1929, ambos abandonarían a sus respectivos cónyuges para instalarse en Floreana, un lugar sin estado, a más de mil kilómetros de Ecuador. Una isla que hoy en día ya está habitada, pero que entonces tenía un halo casi mítico: no en vano, en septiembre de 1835, Charles Darwin, en el segundo viaje del HMS Beagle visitó la isla.
La isla
Descubierta en marzo de 1535 por Tomás de Berlanga, no fue hasta 1793 que aquí vino el ser humano para construir algo: concretamente un puesto de correos en la bahía norte. Hasta que en 1929 arribaron estos dos alemanes buscando una nueva vida. Tal y como lo describe Judith Schalansky en su libro Atlas de islas remotas:
El escenario de la trama: una isla solitaria que nunca llegó a ser colonizada. Aquí, en el cráter verdoso de un volcán extinto, Friedrich y Dore establecieron su hogar: la granja Frido, una cabaña de chapa y acero inoxidable, y empezaron a cultivar esta tierra prometida, sin pensar en el pasado ni en el futuro. Su vestuario se reduce a unos harapos de ermitaño que solo utilizan cuando reciben visitas; al principio solo iban a Floreana curiosos que querían rellenar páginas de periódicos con la Historia de Adán y Eva con las Galápagos, pero pronto comienza a llegar muchos imitadores.
En 1932 llegó a la isla una mujer que quiso instalarse con aquellos buscadores del Edén. Era austríaca y se llama Eloise Wagner de Bousquet. Su intención, sin embargo, era construir un hotel de lujo para millonarios. El hotel, cuyo nombre iba a ser Hacienda Paraíso, nunca se llegó a construir, afortunadamente.
Por el contrario, la baronesa se dedicaba a jugar pícaramente con dos de los amantes que se había traído a la isla: Lorenz y Philippson.
La comedia acabó siendo un melodrama policíaco: en 1934 la baronesa y Philippson desaparecieron sin dejar rastro; el esqueleto de Lorenz fue encontrado en la playa de una isla cercana y el doctor Ritter murió por una intoxicación alimentaria. Solo Dore regresó a Berlín y los periódicos de todo el mundo especularon durante mucho tiempo sobre el affaire de las Galápagos. A día de hoy aún no se sabe quién fue el asesino.
La actualidad
La isla, que se encuentra a más de mil kilómetros de Ecuador, actualmente está habitada por unas cien personas, y continúa siendo lo más parecido a un Edén o un lugar para resetear la sociedad y emprender una nueva, quizá más sostenible y hippie, al estilo de Thoreau. Floreana es una isla de las Islas Galápagos. Tiene una superficie de 173 kilómetros cuadrados y fue por una erupción volcánica.
En Punta Cormorán hay una playa de olivina verde para ver los leones de mar, y a pocos pasos más allá hay una laguna para ver flamencos, rayas, tortugas marinas. El sitio es idóneo para practicar snorkel.
Fotos | Wikipedia