Julio Verne, a finales de 1872, publicó una novela por entregas que al poco se convirtió en el icono cultural de los grandes viajeros: La vuelta al mundo en ochenta días.
En ella se cuentan las aventuras de del inglés Phileas Fogg y de su ayudante Jean Passepartout en su intento de ganar una apuesta con sus colegas del Club Reformista: arriesgará la mitad de su fortuna comprometiéndose a dar la vuelta al mundo en sólo 80 días usando los medios disponibles de la época, buques, tren, trineos, elefantes... (pero no globos, que un mito suscitado por la confusión con otra de sus obras, Cinco semanas en globo).
Sin embargo, la popularidad de la obra literaria de Verne ha conseguido eclipsar una hazaña más extraordinaria por varios motivos. El primer motivo, que fue una hazaña real. El segundo, que fue protagonizado por una mujer. Y el tercero, que consiguió batir la marca del personaje literario Phileas Fogg: en vez de 80 días, se emplearon 72 días, 6 horas, 11 minutos y 14 segundos.
Así fue, en resumen, su periplo: el 14 de noviembre de 1889, partió del muelle de Hoboken en un barco camino de Europa. Pasó siete días en el barco que la transportó hasta Londres, tomó un tren a París, un tren a Italia, un bus a través del continente para luego abordar un barco de vapor dirigido hacia el Canal de Suez y Egipto. Luego Bly se dirigiría a Singapur, después a Honk Kong, donde abordaría un barco hacia San Francisco, donde un tren la llevaría finalmente a Nueva Jersey. Durante su viaje, incluso se permitió una pequeña pausa en París para entrevistar al mismísimo Julio Verne.
"¿Cómo surgió la idea del viaje?", contaría más tarde Bly en el relato de los hechos. "Es difícil a veces explicar cómo surge una idea... En este caso, un domingo, como era mi costumbre, estaba pensando en algo que ofrecerle el lunes a mi editor y no me salía nada, así que, cansada, me dije: 'Ojalá me encontrara ahora en el otro lado del globo...". Y ahí estaba. Se hizo la luz.
Nellie Bly era en realidad el seudónimo que empleaba la periodista Elizabeth Jane Cochran para ejercer como periodista encubierta. Con sus trabajos, incluso arriesgó la vida haciéndose internar en una institución mental durante diez días para poder escribir sobre ella, gracias a lo cual cambió totalmente la forma en la que se tratan a los enfermos mentales en Estados Unidos. Nellie Bly también era guapa, decidida, valiente y feminista.
Bly murió en 1922 pero aún es recordada por muchos estadounidenses: le compusieron una canción (todavía en el repertorio de todos los coros de música popular norteamericana), un juego de mesa, películas, y constituye un ejemplo para las mujeres, y también una prueba viviente de que la realidad puede ser más apasionante que cualquier fantasía.
Meses más tarde de la hazaña de Bly, George Francis Train rompió esta nueva marca al completar viaje alrededor del mundo en 62 días.
Como veis, la realidad desmiente muchos mitos que todos damos por ciertos, como que fue un personaje literario (y hombre) quien protagonizó una aventura sin par. O que voló en globo. Y si os apetece destruir más mitos inspirados por la literatura, como que los zapatos de Dorohty, de El Mago de Oz, no eran rojos, que el monstruo de Frankenstein no era verde, que los zapatos de cristal de La Cenicienta no eran de cristal, que los piratas no llevan pata de palo (ni loro en el hombro) o que Sherlock Holmes no vestía como Sherlock Holmes, os recomiendo la lectura de 5 mitos comúnmente creídos de la literatura.
Vía | Papel en Blanco Foto | Wikipedia