Un gran viaje puede lograrse gracias a pequeñas e inesperadas experiencias. Esas vivencias que se nos graban a fuego en el corazón y transforman un recorrido en "el viaje" que muchas veces nos marca para siempre.
Pues ésto parece que le pasó a nuestra amiga Vanessa que nos envió su relato de parte de un viaje a la India que según ella misma nos dice: dejó huella.
En este caso se trata de sus experiencias en Bikaner que figurará para siempre en su guía personal de grandes viajes.
"Llegamos a Bikaner, es una ciudad que está pegada al desierto, es increíble la cantidad de vida que tiene, hay multitud de personas y está plagada de Rick saw que son unas motos cubiertas con capucha o toldos y llevaban la música a todo volumen. Algo que me llamó la atención de esta ciudad, es que muchos Hindúes dormían en la calle, en la puerta de sus tiendas, pregunté a nuestro guía Satbir; y nos explicó que duermen en la calle por no perder ni una sola oportunidad, si alguien de casta mayor a la suya pasa por delante de su tienda podrá abrir y ofrecer todo lo que tiene incluso su casa, para poder realizar una gran venta que le permita asegurarse el sueldo de un mes al menos.......
Después de conocer un poco la vida de las personas que habitaban en esta ciudad, decidimos ir al hotel, estábamos cansados después de todo el día de viaje; pero de pronto vimos una casita muy pequeña, donde en su puerta había un montón de niños y niñas bailando con la música altíííísima, tenían como un pequeño “belén” (para que me entendáis); con muñequitos muy pequeños e infinidad de montoncitos de pintura de colores muy vivos, la verdad es que la curiosidad nos inundaba, Satbir paró el coche, nos bajamos y fuimos acercándonos lentamente porque estábamos de algún modo irrumpiendo su intimidad.Era una fiesta familiar, pero en cuanto se percataron de nuestra presencia nos invitaron a quedarnos y fue una de las mejores experiencias de este viaje, estuve bailando con todas las niñas e intentaba sacar a sus madres pero les daba mucho pudor; no recuerdo haber sudado tanto como esa noche en toda mi vida, de verdad, una de ellas era muy vergonzosa, la más mayor la encantaba bailar pero no arrancaba, finalmente la convencí y estuvo enseñándome a bailar como ellas, es dificilísimo, sonríen todo el tiempo hacen un montón de gestos, levantan los brazos, su música “Dance” diría yo. Después estaba la que le seguía en edad, guapísima como todas y con una cara muy muy dulce tenía una sonrisa preciosa además era muy elegante vestía de color azul turquesa y unos pendientes largos, después quedaban las dos princesitas pequeñas, una de ellas no paraba de moverse parecía una culebrilla, era increíble, morena con el pelo por los hombros y con unos ojazos enormes, además los tenía adornados alrededor con una especie de punteado de colores y un tilak en la frente, y la otra pequeñaja tenía un traje color plata y varias pulseras en sus brazos, se unió otra de las chicas a la foto......... Realizaban como una especie de ritual, creo que rezaban por lo que tenían y los muñecos estaban expuestos porque para ellos eran muy importantes.......... Los chicos cogieron la pintura y comenzaron a lanzarla como una gerrilla y osotros corríamos con ellos arrojándonos la pintura los unos a los otros, ritábamos, chillábamos, saltábamos, en cierto modo imitábamos un poco lo que hacían, porque por un momento nos mirábamos y no dábamos crédito a lo que estaba sucediendo, no podíamos parar de reír la pintura se introducía por todas partes, hay un festival en India llamado Holi "Festival de los Colores", es el festival de la felicidad y se arrojan pintura y se desean felicidad unos a otros creo que es lo que hicieron con nosotros, desde luego yo no puedo evitar sonreír cada vez que recuerdo aquel maravilloso y explosivo momento...... "
Gracias Vanessa.