Cuando pensamos en Nepal nos vienen a la cabeza imágenes de altas cumbres nevadas, de templos solitarios en las montañas, de espiritualidad y de banderillas de oración de colores. Sin embargo, ésta es sólo una de las muchas facetas que el país de los Himalayas esconde: en el sur, las cosas son totalmente distintas.
Junto con la frontera con India, al sur de Katmandú, se encuentra el Parque Nacional de Chitwan, una región de humedales y jungla llana que se aleja mucha de la imagen estereotípica que tenemos del Nepal de las montañas. En Chitwan habitan elefantes, rinocerontes, cocodrilos y el famoso tigre de bengala, que aunque es muy escurridizo, con mucha suerte y paciencia puede llegar a ser visto de vez en cuando.
Una de las mejores formas de recorrer las profundidades del parque es hacerlo mediante un paseo en canoa a lo largo de alguno de sus ríos. Otra opción es visitarlo a lomos de un elefante, lo que nos asegura unas vistas desde las alturas que no tendremos de otro modo. Incluso, hay algunas asociaciones que permiten a los viajeros colaborar en el cuidado diario de los elefantes, experiencia que es muy gratificante.
Para llegar hasta el Parque Nacional de Chitwan hay que llegar a la localidad de Sauraha, donde abunda el alojamiento económico. Sauraha se encuentra a 4-5 horas en autobús desde Katmandú y a 6-7 de Pokhara. Para entrar en el parque o alojarse en Sauraha, habrá que pagar una tasa de 1500 rupias (unos 11 euros) a modo de ayuda a la conservación del parque.
Si te sobran días tras viajar por las montañas de Nepal o estás de camino a India, no dudes en parar un par de días para sumergirte en plena naturaleza; no te decepcionará.
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