Gente. Mucha gente. Esa puede ser la primera impresión que recoges cuando llegas por primera vez a Beijing, China. Hay mucho por ver, y generalmente no tenemos todo el tiempo del mundo porque la ruta sigue, sin embargo... ve despacio.
Date un tiempo para acostumbrarte al cambio de hora, recuerda que estamos del otro lado del mundo, que si has llegado directamente de casa puede que te pille el famoso jet lag. Intenta no lanzarte a devorar los sitios turísiticos mas famosos el primer día. Recuerda que millones de chinos viajan dentro de su propio país, por lo que aunque no hubiera un sólo turista extranjero encontrarás una marea humana en la Plaza de Tiananmen, la Ciudad Prohibida o la Gran Muralla.
Camina las callejuelas, intérnate por los hulong, para a comer en alguno de los miles de puestos callejeros, aventúrate por los mercados. Cuando le hayas tomado el punto a los gritos habituales (no, no se están retando a duelo), a los aromas de la cocina callejera, al roce de miles de cuerpos caminando pegados a ti... entonces sí, ya puedes "hacer la ruta turística".
En cada lugar encontrarás ojos que te miran, con miradas cada vez mas acostumbradas a los visitantes occidentales. Tanto que cuando crees que te encontrarás perdido sin poder comunicarte con ellos... siempre habrá alguno dispuesto a ayudarte, o a venderte algo.
Foto | Flickr de KonradSEn Diario del Viajero | La ciudad prohibida en Beijing, La ruta del tapeo en Beijing, China, Gran Muralla China