Hace pocas semanas estuvimos en México compartiendo las “Fiestas Patrias” y tuvimos la oportunidad de probar muchos de sus platos tradicionales. En este caso, vamos a compartir la experiencia de llevarte a la boca un buen plato de gusanos de maguey.
Llevaba la intención de probar la cocina mexicana verdadera, saliendo de los tacos y burritos prefabricados, pero no esperaba que probaría algo tan exótico y tradicional como estos gusanos que crecen en la multifacética planta del maguey. Los antiguos habitantes de la tierra mexicana utilizaron el maguey completamente: desde sus hojas hasta sus púas. Y se comían sus “huéspedes”.
En las cartas mexicanas podrás encontrar dos variedades: los mecocuiles o gusanos blancos y los chinicuiles o tecoles, gusanos rojos. Estos últimos (hypopta agavis) son pequeños y rojizos. Suelen comerse en estado larvario (o vivos) y son los que encontramos flotando en el fondo de ciertas botellas de tequila.
En mi caso, mi plato rebosaba de gusanos blancos (foto) en el abundante menú de la Fonda del Refugio, un restaurant tradicional y con clase, en pleno corazón de la zona rosa de México DF. Estos gusanos Aegiale hesperiaris son blancos y grandes. Pueden llegar a medir hasta 7 centímetros y son bastante gorditos (como un dedo meñique pequeño), alimentados a base de hojas y raíces del ágave o maguey.
No hay que pensárselo dos veces: ¡pruébalos! Pincha una buena cantidad como si fueran las patatas fritas más tentadoras y… adentro. No te fijes en los detalles. Descubrirás que son crujientes, sabrosos y apenas salados. Su piel crocante envuelve una carne suave, con un sabor agradable.
Después de la primera prueba, querrás más.
Te explico entonces cómo se comen correctamente los gusanos de maguey (y no a bocados con el tenedor). Toma una tortillita, agrega unos 4 o 5 gusanos y súmale la salsa que quieras: guacamole o la salsa 21 (esa que lleva 21 clases distintas de chile y un tomate) más unas gotitas de lima (mira). Enrolla la tortillita y… ya está.
Sí. Repetí.
Nota: Esta visita a la Ciudad de México fue posible por una invitación de AeroMéxico y Room Mate Valentina. Muchas gracias.
Foto | María Victoria Rodríguez
En Diario del Viajero | México
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