Por estas fechas, las playas esteñas, están que arden. Las fiestas de fin de año dieron el pistoletazo de salida al verano más glamoroso de aquellas latitudes.
Punta del Este es una península en Uruguay, a 130 kilómetros al este de Montevideo, que reúne en sus 70 kilómetros de bellísimas playas a empresarios, modelos, artistas y la gente más guapa de la fauna vernácula. En su mayoría argentinos, aunque también brasileños, chilenos, paraguayos, peruanos y, lógicamente, uruguayos.
El último suplemento de viajes de El Mundo dedica la nota de tapa a ‘la reina del verano austral’ y la compara con Saint Tropez, Montecarlo o Marbella. Como argentina, ex asidua de los veranos de Punta, no pude evitar sentir nostalgia de aquellas tierras y me inspiró para dar algunas apreciaciones de primera mano.
Aunque pareciera que Punta del Este es sólo para mostrarse y ser visto, es un destino con paisajes incomparables donde hay sitio para todos los planes.
Hay otras opciones menos expuestas como las playas de José Ignacio, casi vírgenes y apartadas o todavía más allá, Cabo Polonio, donde sólo se llega a caballo, a pie o en 4x4.
Previo paseo por Gorlero o por algún restaurante de diseño, la noche más top sigue en La Barra, donde se llega a través de un sinuoso puente. Tequila Dance, Ksk o el mítico Aquabarra tienen marcha hasta bien entrada la madrugada.
Con este panorama, es inconcebible no hacerse una escapada a Punta del Este si piensas viajar en los próximos tres meses a Montevideo o a Buenos Aires, desde donde salen ferrys diarios.
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