Caminando por el centro histórico de la ciudad de La Paz, te enfrentas a calles empedradas que se ondulan bajo los desniveles del paisaje. Estamos a 3.400 metros sobre el nivel del mar, y se nota. El mal de altura te exige ir despacio, sin esforzar de más a tus pobres pulmones que sufren con cada paso.
Es por ello que aprovechas y te fijas en cada detalle, de detienes a observar las celosías de las ventanas mas altas, la puertas añosas, los muros combados por el tiempo. Tomas aire y sigues, arriba y abajo, entre casas populares y bellas casonas coloniales con balcones de maderas torneadas. Una de ellas es la sede paceña del magnífico MUSEF o Museo Nacional de Etnografía y Folcore de Bolivia.
El edificio es el antiguo Palacio de los Marqueses de Villaverde, construido en 1730 en uno de los solares distribuidos a los vecinos criollos y españoles de la época colonial. De tipología y estructura típicamente colonial, apenas entramos nos encontramos con el patio de recepción alrededor del cual se distribuyen las antiguas estancias de la familia en dos niveles, hoy dedicados a oficinas y salas.
La ampliación moderna anexa al edificio histórico permite ampliar la superficie de exposición y ubicar las salas de estudio e investigación del valioso patrimonio etnográfico de La Paz. En las distintas salas encontramos muchos ejemplos de las culturas que poblaron el altiplano boliviano.
Recomiendo sinceramente dedicarle su tiempo a las salas donde aprenderemos muchos observando los tejidos, cerámicas y utensilios de la vida cotidiana. Principalmente tres espacios que son realmenteimpresionantes:
Sala de arte plumario
Faldas, coronas, sombreros, adornos pectorales, pendientes... Se muestra aquí el uso de plumas multicolores desde tiempos prehispánicos hasta nuestros días en distintos escenarios. La muestra contemporánea abarca dos grandes regiones, las Tierras Bajas y las Tierras Altas de Bolivia.
Sala de textiles
Las piezas forman parte de diferentes culturas del pasado prehispánico y de la actualidad rescatando entre estas a las piezas Paracas, Nazca, Tiwanaku, Chimu, Inka entre otros.
La exposición rescata la gran infinidad de estilos textiles existentes en Bolivia destacando la gran complejidad de las zonas del norte de Potosí (Oruro, Potosí y Cochabamba) u otras como las de Tarabuco y Jalq'a sin dejar de lado la complejidad del tejido aymara. Y como siempre en Bolivia, el color tiene un gran protagonismo.
Por otro lado además de tener piezas elaboradas en fibra animal (Alpaca, Vicuña, Llama y Oveja) presenta piezas de las tierras bajas elaboradas en fibra vegetal (Algodón, Carahuata y Bibosi).
Sala de las máscaras
Para mi, la joya del museo. Las culturas del actual territorio boliviano han usado desde siempre a las máscaras para sus bailes y ritos religiosos. En una sala especial, con una exposición de gran dramatismo, se exhiben 60 máscaras de todas las regiones bolivianas (desde el Altiplano a la selva).
Animales, brujas, seres humanos, diablos o ángeles forman una colección de máscaras que nos cuentan sobre leyendas y ritos. Impresiona enfrentarse a estas creaciones, algunas con siglos de vida, bellamente ejecutadas y decoradas, algunas simples y otras muy abigarradas y enormes.
Ciertamente, si quieres asomarte a las muchas culturas que han vivido y viven en Bolivia, debes pasar por el Museo de Etnografía y Folclore de La Paz.
Fotos | María Victoria Rodríguez
En Diario del viajero | Achachairú, la fruta que sólo podrás comer en Bolivia