El hijo más famoso de la ciudad de Medellín, el artista plástico Fernando Botero ha cumplido 80 años y acaba de finalizar un año de festejos en su patria. Es buen momento, entonces, para aprovechar al valioso patrimonio artístico que legara a su ciudad natal para acercarnos a ella.
El punto de partida de este recorrido artístico por la ciudad colombiana de Medellín, capital del Estado de Antioquía, es la Plaza Botero, inaugurada en el 2002. En pleno centro se ubica esta amplia plaza abierta de unos 7.000 metros cuadrados donde se exhiben 23 de sus famosas esculturas "gordas": Mujer, Mujer con fruta, Gato, Eva, Adán, Caballo, Mujer con espejo, Mujer sentada, Perro, Hombre vestido, Mujer vestida, Maternidad, Esfinge, Rapto de Europa, Mujer, Hombre a caballo, Mujer reclinada, Hombre caminante, Caballo con bridas, Soldado romano, Cabeza, Pensamiento.
La plaza se encuentra entre el Museo de Antioquía, fundado en 1881, y la Casa de la Cultura. El fondo del museo cuenta con mas de 5.000 piezas que incluyen desde material arqueológico hasta arte contemporáneo, atravesando todas las épocas de la historia de Colombia. Pero tal vez sus salas más visitadas son las que albergan la colección de obras que Fernando Botero fue donando a su ciudad natal desde 1975.
En la sala Pedrito Botero, recordando al hijo del artista fallecido de pequeño en un accidente de coche en España, se exhiben las obras de sus primeras donaciones. Allí puede verse la visión de Botero sobre las costumbres cotidianas de su país, la exhuberante naturaleza latinoamericana y la iconografía religiosa que se va pediendo (junto con su fé) en la obra posterior a la trágica desaparición de su hijo. La sala de esculturas nos reencuentra con sus creaciones monumentales, sus mujeres, hombres, niños y animales de formas redondeadas y gran volumen.
Foto | Viztaz En Diario del Viajero | La Ruta de Pablo Escobar en Medellín, Colombia