Catamarca, es una de las provincias argentinas que se recuestan en la Cordillera de los Andes. Allí encontramos algunos de los ejemplos de arquitectura de adobe más impresionantes de América. Así, a lo largo de 55 km de rutas de asfalto y caminos consolidados, que van desde Tinogasta hasta Fiambalá, se esparcen viejas construcciones que conforman un circuito histórico cultural que se recorre en auto, en bicicleta o a caballo y se ha dado en llamar: la ruta del adobe
El adobe es una pieza para construcción hecha con una masa de barro (arcilla y arena) mezclada a veces con paja, moldeada en forma de ladrillo y secada al sol. Se utiliza desde hace siglos y en América se encuentra una de las ciudades construidas en adobe más grandes del mundo: Chan Chan, en Perú.
En esta ruta se observan construcciones populares que han resistido muchos siglos de pie, incluso a pesar de la agitación propia de los muchos terremotos que suelen sacudir esta zona.
Se inicia en la ciudad de Tinogasta, a 280 km de la capital de la provincia de Catamarca que lleva el mismo nombre de ésta. De aquí se parte hacia el El Puesto, en donde se alza la primera de las iglesias consagrada a la Virgen del Rosario a principios del siglo XVIII. Se trata de una capilla privada, de allí su nombre: Oratorio de los Orquera. Su nave de techos con vigas de algarrobo curvado y una torre campanario de estructura circular realizada en barro preserva una impresionante imagen de la Virgen, un óleo de la Sagrada Familia e imaginería procedente de Chuquisaca.
Cinco kilómetros mas adelante está La Falda y allí la Iglesia de Andacollo, un templo de mediados del siglo XIX que combina el adobe de las paredes con molduras de cemento y cal aunque dañado por un movimiento sísmico.
En la localidad de Anillaco (no confundir con la de la provincia de La Rioja) nos encontramos con el que fuera un importante centro económico y religioso. Allí, en un edificio de 1712, funciona el Museo Histórico Provincial Mayorazgo, construido en adobe y algarrobo, con techos curvados que recuerdan las estancias andaluzas de la época. En Anillaco se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, quizás el más perfecto exponente de la arquitectura en adobe. Es del siglo XVIII, y destaca por los muros de adobe de un metro de ancho, el techo de caña y barro y el piso de tierra. En su interior podemos ver obras muy antiguas llegadas a esta zona desde el Alto Perú.
La ruta sigue hacia Batungasta, a orillas del río La Troya. En este caso, el atractivo no es una iglesia, sino los restos de un asentamiento indígena conocido como Watungasta, "pueblo de los grandes adivinos", que se remontan a principios del 1700. Algunos investigadores hablan de once siglos de ocupación ininterrumpida, desde el año 500. Las ruinas de un pucará con viviendas simples y lugares de reunión se extienden unas 11 hectáreas. Era éste un centro estratégico para el intercambio transandino de bienes y productos.
El circuito finaliza en Fiambalá donde encontraremos a dos de las joyas de la ruta del adobe. Apenas se ingresa al pueblo, a 3 km del centro, se puede admirar la Iglesia de San Pedro de 1770, un auténtico ejemplo de la arquitectura colonial. El capitán español Domingo Carrizo dispuso su construcción y ordenó traer desde Bolivia la imagen de San Pedro Caminador. Ha sido declarada Monumento Histórico Nacional.
Y a sólo 1 km de allí, la Comandancia de Armas (1745) construida por Diego Carrizo quien trajera las primeras cepas de vid a la región.
Sin dudas, un itinerario para los amantes de la arquitectura popular americana que se preserva lejos de los circuitos más transitados del turismo internacional. Uno de esos caminos en los cuales podemos leer la historia casi como fue escrita. Esta vez, escrita en barro.
Fotos | Turismo Catamarca y Chechi Peinado en Flickr Sitio web | Turismo Catamarca En Diario del Viajero | Los 7 volcanes sagrados