Las fuentes tienen algo hipnótico que atrae a todo aquel que las ronda, ese sonido del agua que invita a dejar de escuchar todo lo demás y que puede resultarnos refrescante o tal vez muy cálido. Por eso las fuentes me parecen un lugar ideal para declarar un amor, para jugar con tu amante o simplemente pedir un deseo.
No sé si se celebra San Valentín en estos lares, pero no hace falta que sea una fecha especial para que los enamorados se dirijan a la fuente del amor eterno en Caazapá, Paraguay, un lugar lleno de leyendas. Allí las aguas de un manantial que incitan a jurarse amor eterno atraen a los turistas.
Se trata de la fuente del fraile franciscano Luis de Bolaños, erigida como el principal atractivo de la localidad paraguaya de Caazapá. La fuente, conocida como el "Ykuá (manantial, en guaraní) Bolaños" es el paraje obligado al que acuden los pobladores y turistas que visitan Caazapá, capital del departamento del mismo nombre, situado a 230 kilómetros al sureste de Asunción.
Se supone que allí surgió la fuente gracias a un milagro del fraile Bolaños, que en época de sequía imploró al cielo la llegada de agua y al clavar su bastón en el suelo de aquel lugar, brotó el líquido.
Beber agua del Ykuá significa que volverás a la ciudad, y además si una pareja bebe del mismo vaso o de las manos del otro, se asegura que están encaminados al altar. ¡Así que cuidado con quién bebéis!
El Ykuá forma parte de un amplio parque, en el que también fue instalado el Centro de Desarrollo Comunitario, aunque parece que en los últimos años muestra aspecto de abandono durante una gran parte del año.
Junto a la fuente del amor en esta localidad de Paraguay podemos ver también una pequeña joya arquitectónica, la iglesia de San Roque, erigida en el siglo XVII por los franciscanos y, según los caazapeños, única de su tipo en la cuenca del Río de la Plata. Imagino que será lugar destacado para la celebración de bodas entre los enamorados de la fuente...
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