Una de las mejores opciones para disfrutar de una primera impresión panorámica de San Francisco, aunque suene a mito tan inconsistente como el de los gamusinos, es gratis, free, por la cara. De verdad.
Bueno, es gratis porque no es estrictamente procedente (tranquilos, no es ilegal; ni tampoco tendréis que ejercer de funambulistas entre la fina línea de la ley). Tampoco es muy conocida por el turista medio (espero, pues, que a raíz de este artículo no se llene hasta los topes).
El lugar del que os hablo se encuentra en un hotel llamado The Westin St. Francis, concretamente en la planta 31. Basta con que accedáis al hotel como un cliente más (perded el cuidado: estamos en el típico hotel destinado a congresos en el que hay un continuo tránsito de personas, así que nadie se fijará en vosotros… a no ser que pongáis mucha cara de maleante fichado por la policía).
Atravesada la entrada principal, girando a la derecha, tomad uno de los ascensores disponibles y pulsad el botón con el número 31. En pocos segundos, ascenderéis hasta las alturas, y ante vosotros se extenderá la populosa ciudad. Y es que el ascensor es acristalado y permite unas vistas excelentes del skyline. No es tan espectacular como subir a la última planta del Empire State Building en Nueva York, naturalmente, pero se le acerca un poco y es, insisto, totalmente gratis. Lo cual le añade un punto de interés nada despreciable a la experiencia.
Lo malo, como es evidente, es que la ascensión dura poco, y tendréis que echar un vistazo rápido. Siempre podéis volver a intentarlo.
Otra forma de hacerse una idea general de la historia de San Francisco (¡y también gratis!) se encuentra muy cerca de The Westin St. Francis. Es un show de luces y música francamente espectacular. Se halla en el centro comercial Westfield, un enorme centro lleno de tiendas y restaurantes en el centro de la ciudad que, curiosamente, también cuenta con una larga escalera mecánica que gira sobre sí misma, helicoidalmente.
El espectáculo se llama Westfield Corazón Under The Dome (no es broma). Empieza al as 5 p.m., y, a partir de ahí, se celebra cada media hora. Para verlo, eso sí, preparaos para elevar la cabeza (absteneos los que sufráis de tortícolis). El show dura unos diez minutos, y a continuación podéis contemplar una muestra del mismo:
La fiebre del oro, la música disco, el LSD, los hippies… unos cuantos iconos californianos son proyectados contra la cara interna de la cúpula, aprovechando las molduras y particularidades de su arquitectura para obtener mayor efectismo. Ottis Redding interpretando Sitting on the dock of the bay, y cosas así. No es muy exhaustivo. Ni siquiera llega a la altura de la Wikipedia. Pero no está mal.
Ah, y aprovecho para un bonus track de última hora. Una gaviota le roba la cámara a una muchacha y cruza el puente Golden Gate de San Francisco filmando el trayecto y la puesta de sol. Probablemente sea el primer reportaje de una gaviota (aunque no se descarta que sea una elaborada propaganda):
En Diario del Viajero | Instantáneas de California
Fotos | Sergio Parra