El lado más redneck o paleto de Estados Unidos, recorriendo la Ruta66 (I)

El lado más redneck o paleto de Estados Unidos, recorriendo la Ruta66 (I)
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Estados Unidos en un rompecabezas de países. Hay estados tan progresistas y modernos como países del norte de Europa, y otros resultan tan retrógrados y carpetovetónicos que en sus escuelas que aún se enseña en creacionismo, como en cualquier nación teocrática.

¿Recordáis el monólogo del protagonista de la serie The Newsroom, a propósito de que América no es el mejor país el mundo, ni de largo? Es cierto todo lo que dice. También lo de que la mayoría de los estadounidenses creen en ángeles. Pero también es cierto que Estados Unidos tiene las mejores universidades del mundo, englobadas en la Ivy League. Y que la mayoría de innovación mundial procede de lugares como el MIT o Silicon Valley.

Con todo, a pesar de que me declaro defensor de Estados Unidos (al menos de la parte que a mí me gusta), hoy voy a daros algunos datos de la faceta más cutre del país. Para eso, nada mejor que recorrer algunos tramos de la célebre Ruta66, y hacerlo con un coche grande, clásico, con denominación yanqui de origen. Era un Buick Skylark del 64, de carrocería verde deslucida, baqueteado, polvoriento, de asientos tapizados con piel sintética.

Como sabéis, la Ruta66 parte de Chicago. Al cruzar Illinois nos acompañaron los campos de cereal, trigo y maíz. Me recordó el monótono paraje al cuento de Stephen King, Los chicos de maíz. Exceptuando a Chicago, se respiraba un aire rural en todo el estado, incluso en su capital, Springfield (no confundir con la de Los Simpson). No en vano, se conoce a Illinois como el granero de Estados Unidos.

El sol nos castigaba con saña, y el aire acondicionado del coche no funcionaba. Las ventanillas, pues, permanecieron bajadas todo el viaje, y el viento se colaba en el interior, haciendo agitar nuestras cabelleras. Estábamos en la Route 66, en pleno sueño americano; e incluso nos adelantó alguna Harley Davidson al más puro estilo Easy Rider.

Byron Estación Nuclear en Illinois
Byron Estación Nuclear en Illinois
Comimos enormes triángulos de pizza por dos dólares cada uno en una cafetería (descubrí que en EEUU todos los camareros suelen estar satisfechos de su trabajo, habida cuenta de la amabilidad y la sempiterna sonrisa con la que te servían) y estiramos las piernas en un campo adyacente a la carretera, donde ya se atisbaban los primeros signos del otoño en forma de hojas muertas diseminadas por el suelo.

Cada 200 o 300 km, necesita detenerme, bajar del coche y estirar las piernas. También nos refugiábamos en algún diner, donde tomaba un café aguado, y tomaba algunas notas del viaje.

Cierto es que llevábamos muchas horas en la carretera, sentados, escuchando música americana y contemplando paisajes cambiantes, pero tomar asiento de nuevo en un enclave fijo era diferente: el movimiento había desaparecido aunque éste persistiera psicológicamente. Sentarme en tierra firme era un tipo de descanso que no obtenía al acomodarme en el ronroneante Buick. Aunque pronto descubriría que la vibración del motor y la sensación de avance y de cambio resultaban profundamente adictivas.

El paisaje que se nos presentaba en la Route 66 a su paso por Missouri y Kansas también era eminentemente agrícola, pero ya empezábamos a encontrar extensiones dedicadas a la ganadería bovina. Pero de esta región del país os hablaré en la próxima entrega de este artículo.

Foto | Wikipedia En Diario del viajero | Mi experiencia conduciendo por la mítica Ruta66

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