Etiopía es el segundo país más poblado de África después de Nigeria, y su gastronomía tradicional es rica aunque limitada en algunos aspectos: no usa carne de cerdo de ningún tipo, ya que el islam y la Iglesia ortodoxa etíope prohíben comer esa carne.
Sin embargo, se da la circunstancia que entre sus platos encontramos el que posiblemente sea el más picante de toda la gastronomía del mundo. El Sik Sik Wat.
Un plato para valientes
La gastronomía de Etiopía consiste en varios entrantes y platos de verdura o carne, normalmente un guisado, servido encima de injera, un fino pan alargado. Sin embargo, son pocos los que se atreven con el Sik Sik Wat. Entre sus ingredientes encontramos carne de pollo o de ternera acompañada de pimientos rojos, paprika y fenogreco, entre otros, una mezcla infernal que hará llorar a los menos habituados al picante.
Además, todo está regado con una salsa que se elabora con jengibre, clavo, nuez moscada, tomate y vino. Y finalmente, se añade pimienta y el berbere (mezcla de chiles rojos secos de varias especies). ¿Os atrevéis?
Para medir hasta qué punto un alimento es picante, el químico estadounidense Wilbur Scoville concibió la biblia de los amantes del chile en 1912, las unidades de picor de Scoville. Tal y como explico en El elemento del que solo hay un gramo:
En el piso de abajo, sin picor alguno, había alimentos como el pimiento morón. Un poco más arriba, el pimiento. Luego el jalapeño o la salsa Tabasco, que ya constituye un picor insoportable para mucha gente. Sin embargo, si ni quiera estamos a la mitad de la escala del picor. Después de la salsa Tabasco viene un nivel superior de picor infernal, el chile serrano. Más arriba aún esta la cayena. Luego el chile ojo de pájaro. Después, el chile habanero y el pimiento picante jamaicano. Todavía más arriba está el chile habanero red savina. Y aún más arriba en el detector de picor-sudor-lágrimas, el pimiento viper naga y el pimiento naga jolokia (chile fantasma). ¿Ya está? En absoluto. Quedan todavía tres niveles más de picor. En el número tres, el pulverizador de pimienta policial. En el número dos, diversos capsaicinoides, como la homocapsaicina. Y finalmente, en el podio del picor, una sustancia que podría fluir por los ríos del Infierno: la capsaicina pura.