Ya pocas cosas nos pueden sorprender en este mundo donde la rutina es una opción y no una resignación. En este vídeo vemos a una pareja casarse bajo las aguas de la Isla Mauricio. Con unas pizarras escritas el cura va realizando las obligadas preguntas.
Nos alegramos al ver que ningún tiburón se acerca cuando se pregunta si alguien tiene algo que objetar. Ya de paso, para ahorrar algo de dinero podrían dedicarse a recoger algunas ostras y langostas para el banquete.
Vía | Primera Clase