Los cafés marrones (bruine cafes) son unos bares, entre cafés y tabernas, típicos de Ámsterdam que reciben su nombre de su decoración interior de madera oscura. Un tono conferido también por el paso del tiempo, ya que los locales auténticos más antiguos se remontan al siglo XVII.
En estos pequeños cafés se dan cita los habitantes de Ámsterdam para acabar la tarde o empezar la noche tomando algo y conversando animadamente. Los hay repartidos por toda la ciudad, y abundan en el centro histórico. En el barrio del Jordaan estos cafés, lejos del bullicio de otras calles más turísticas, estaban, sábado por la tarde, muy concurridos por los propios amsterdaneses.
Estos cafés se caracterizan por por esa decoración oscura, por luces tenues, techos bajos y una atmósfera cálida. A pesar de su nombre, es posible que si pedimos un café no nos lo puedan servir. Sí tienen otras bebidas y también comidas sencillas, tentempiés, aperitivos, ensaladas, sopas... a precios asequibles. Un lugar estupendo para probar alguna de las deliciosas variedades de cervesa holandesa.
La decoración tradicional de estos cafés ha sido muy imitada por bares, cafeterías y restaurantes de la ciudad, mucho más modernos, por lo que a veces es complicado saber si estamos en un auténtico café marrón. Una pista nos la dará el tamaño, ya que los auténticos cafés marrones son bastante pequeños...
Introducirse en el bullicio del atardecer en uno de estos cafés y mezclarse con la gente que acude a pasar un momento relajado y divertido en compañía de los amigos y cerveza en mano resulta muy agradable, aparte de que podremos percibir el sabor tradicional de estos cafés.
Con la nueva ley que no permite fumar tabaco en el interior de estos establecimientos, tal vez acaben siendo menos marrones, aunque seguro que los no fumadores lo agradecerán. En cualquier caso, en verano y con el buen tiempo, muchos cafés marrones se abren a la calle, con terrazas repletas de gente.
El café Hoppe (Spui, 18) o el Café Karpershoek (Martelaarsgracht, 2) son algunos de los más antiguos cafés marrones de Ámsterdam. El Het Molenpad (Prinsengratch, 653) o el Reijnders (Leidseplein, 6) también son recomendables.
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