No sé hasta qué punto Venecia sigue siendo ese destino romántico e idílico que vive en la mente de muchos que aún no la hemos visitado. Entre los que la conocen, hay opiniones para todos los gustos, y es que la imagen que nos llevemos de un destino depende de tantos factores subjetivos...
El caso es que Venecia es una de las ciudades en peligro por su peculiar situación, y evidentemente ha de cuidar mucho su entorno, lo cual no siempre es fácil si tenemos en cuenta que la ciudad recibe anualmente entre 17 y 18 millones de turistas.
Entre los deshechos que se producen en Venecia, destaca la gran cantidad de botellas de agua, que están suponiendo una gran complicación en la gestión de los residuos de la ciudad. Por ello el Ayuntamiento veneciano intenta reducir estos residuos generados por los visitantes, y lo hace repartiendo botellas de plástico reutilizables y pidiendo que se rellenen en las fuentes.
La idea me parece estupenda, pues aparte de incidir en una reducción de residuos, nos ahorramos un buen dinero (la fama de precios caros sí es indiscutible). Las botellas llevan una etiqueta con un análisis químico del agua de las fuentes y un mensaje: "No me tires: reutilízame".
El problema es que muchas veces, cuando viajamos, no nos informamos acerca de la calidad del agua, pero está claro que muchas veces es perfectamente potable, como aseguran las autoridades que sucede con el agua de Venecia, y no creo que se vayan a arriesgar a "vendernos" algo que no es...
Así que ya sabes, ¡a beber del agua de las fuentes!
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