Existen muchos rincones del mundo donde respirar un aire totalmente limpio, donde la cultura y la historia están vivas en sus calles, donde la gente conserva el asombro en sus miradas, y donde el cielo parece poder tocarse con la punta de los dedos.
Uno de ellos es Purmamarca. A poco más de 60 kilómetros de la capital de la provincia de Jujuy (Argentina) y a sólo 22 de otro bellísimo pueblo como Tilcara.
En cada portal, en cada esquina, detrás del mostrador de un bar, o en la plaza, encontraremos ojos imposibles de obviar, miradas que hablan de tradiciones andinas vigentes en el vestir, en la comida, en la hospitalidad que se mantienen intactas a través de los siglos.
Purmamarca ("Pueblo de la Tierra Virgen" en la antigua lengua aymara) está circundada al norte por el río Purmamarca y hacia el sur por los cerros que conforman la quebrada. Sus construcciones pertenecen al siglo XVII, lo que brinda una visión interesante del origen prehispánico.
Su pintoresco trazado urbano fue realizado en torno a su Iglesia (1648) principal de llamativo estilo clásico quebradeño. La antigua iglesia, declarada Monumento Histórico Nacional, posee exteriormente muros de adobe y una típica carpintería de cardón en su interior. De nave única y angosta, cuenta con interesantes imágenes y pinturas cuzqueñas del siglo XVIII que la llenan de historia y tradición dentro del Circuito de la Quebrada. Esta iglesia fue consagrado a Santa Rosa de Lima y detrás de ella se alza el renombrado cerro de los Siete Colores que asombra a todos los visitantes que pasan por aquí.
En la plaza frente a la iglesia, la feria artesanal funciona permanentemente. Los vendedores locales presentan alfombras confeccionadas a mano, diversas tallas de maderas, indumentaria regional, vistosas vasijas y hasta variedades de plantas medicinales.
En toda la zona las casas se destacan por ser de adobe, amasadas de tierra y paja. Los pueblos como Purmamarca tienen sus raíces en asentamientos prehispánicos. Más tarde se hizo presente la cultura hispánica y de esa mezcla se heredan costumbres y celebraciones : el carnaval, los misachicos, el culto devoto a los difuntos, los pesebres vivientes, la Semana Santa. También es muy importante el culto a la Pachamama ("Madre Tierra"y otros ritos anteriores a la colonización.
Desde Purmamarca se puede hacer el paseo de los Colorados (3km) que recorre parte del lecho de un afluente del río Purmamarca, con vistas a figuras talladas por la naturaleza en las laderas de las montañas descubriendo paisajes inolvidables. Partes de camino son de tierra y se puede realizar caminatas y cabalgatas por la zona. Otra alternativa interesante es efectuar recorridos en bicicleta.
Desde Purmamarca, internándose por ruta 52, se asciende por la cuesta de Lipán al Abra de Potrerillo. Su punto más alto es a 4.170 metros sobre el nivel del mar y desde allí se logra apreciar una vista muy singular, para arribar luego a Salinas Grandes, situada entre los límites de las provincias norteñas de Jujuy y Salta. Es una de la salinas de mayor extensión. Desde esta inmensa planicieblanca, que presenta un bello y característico paisaje de la puna jujeña, se extrae la sal de forma tradicional.
Siguiendo por esta misma ruta, se llega a Susques (Argentina) y a San Pedro de Atacama (Chile) en uno de los pasos montañosos más impresionantes del mundo. Salinas, Puna, montañas y una altura impresionantes.
En los últimos años, la oferta de alojamiento en Purmamarca se ha multiplicado siempre respetuosa del entorno y las tradiciones. Algunos establecimientos para tener en cuenta son EL Manantial, La Comarca o Los Colorados.
Purmamarca será uno de los lugares más auténticos que podramos haber visitado en nuestro camino de viajeros.