Ya se escuchan tambores y los pies tienden a moverse solitos. No hay quien resista. La fiesta está comenzando y todo cambia: los horarios, la rutina, la misma gente.
El antiguo ritual de la música y el baile, de los ritos paganos y las costumbres religiosas, son el marco para dejar de ser nosotros por unos días, y dejarnos llevar por el ritmo. Desde la chirigota gaditana hasta los enredos de Rio de Janeiro, un recorrido que nos puede llevar a los rincones más insospechados del mundo.
Desde Diario del Viajero trataremos a partir de hoy de sumarnos a la fiesta desde casa y de contarles cómo se vive el Carnaval en distintas latitudes. La celebración del Carnaval es una de las fiestas más populares y se celebra en los países que tienen tradición cristiana, precediendo a la cuaresma. En muchos lugares se le designa con el nombre de carnestolendas (de carnes tolendas o toleradas), y son los tres días anteriores al Miércoles de Ceniza, que es el día en que comienza la cuaresma en el Calendario Cristiano.
Pero, ¿cuándo nació el Carnaval?
Se supone que el término carnaval proviene del latín medieval "carnelevarium", que significaba "quitar la carne" haciendo referencia a la prohibición religiosa de consumo de carne durante los cuarenta días que dura la cuaresma. Pero veremos algunas otras posibilidades más adelante.
Los estudios estiman que los primeros cultos que más tarde se denominarían Carnaval fueron realizados años antes de Cristo, en la agricultura, cuando los campesinos se reunían en verano con los rostros enmascarados y los cuerpos totalmente pintados, alrededor de una hoguera, para celebrar la fertilidad y productividad del suelo.
La primera manifestación que hoy llamaríamos "carnavalesca" se localiza en Egipto. La fiesta constaba sólo de danza, cánticos, y los participantes usaban máscaras y disfraces como símbolo de la inexistencia de clases sociales.
Después la tradición llegó a Grecia. Allá por el siglo VI a. C., existía la costumbre de pasear un barco con ruedas (carrus navalis, parecido a "carnaval", no?) donde la gente bailaba todo tipo de danza.
En Roma el carro era dedicado a la diosa egipcia Isis y las ceremonias tenían un punto en común: se asociaban a fenómenos espirituales, astronómicos y a ciclos naturales. La danza, los cánticos, la sátira, las máscaras, y el descontrol eras sus caraterísticas predominantes. En una sociedad con tantas diferencias sociales, las fiestas suplían la necesidad de libertad para todos: ricos y pobres se mezclaban durante el carnaval sin reconocerse.
En la Edad media, a pesar del yugo religioso y las prohibiciones y persecuciones a quienes no respetaban la Cuaresma, renació el carnaval como costumbre popular.
Algunos documentos oficiales afirman que a mediados del siglo XIII, en Venecia, ya se utilizaban máscaras en las semanas previas a Cuaresma como un accesorio más de la vestimenta que formaba parte de la celebración del Carnaval.
En la España de la época de la Conquista y la Colonia ya era costumbre durante el reinado de los Reyes Católicos disfrazarse en determinados días con el fin de gastar bromas en los lugares públicos. Más tarde, en 1523, Carlos I dictó una ley prohibiendo las máscaras y enmascarados. Del mismo modo, Felipe II también llevó a cabo una prohibición sobre máscaras. Fue Felipe IV, quien restauró el esplendor de la fiesta y del misterio de esconderse detrás de un antifaz.
Hoy en día, hay lugares célebres por sus festejos tradicionales y espectaculares, que atraen al turista y al amante de las costumbres de cada sitio. Mezcla de costumbres milenarias, ritos paganos y cultura cristiana, nos disponemos a vivir un nuevo Carnaval. Hay países en que se comienza la celebración del carnaval en distintas fechas. En algunos lo comienzan no bien termina la Epifanía, el 6 de enero. En otros lugares es tradicional comenzar el jueves anterior al Miércoles de Ceniza, y lo denominan Jueves Graso, como sucede en Italia. Hay lugares donde la fiesta está tan arraigada como celebración popular, y ya alejada de su significado religioso, que la alargan a los fines de semana del mes de febrero y a veces el primer fin de semana de marzo.
En Diario del Viajero hemos compartido el año pasado algunos de ellos. A partir de hoy, nos ponemos nuestros mejores trajes y, escudándonos en el anonimato del gentío, vamos a disfrutar a pleno del Carnaval 2008
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