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Soy tan afortunada que he estado allí, contemplando el paisaje desde lo alto de una montaña en pleno desierto.
Los colores del atardecer en ese lugar del mundo son algo difícil de transmitir.
La tierra tiene un tono rojizo intenso y el cielo es de un azul profundo. Tanto que al volver me preguntaban si las fotos habían sido "trucadas" con un filtro azul.
Realmente es un lugar enigmático, uno de esos sitios del planeta donde a uno le parece ser parte de la naturaleza.
Os hacéis una idea de por qué se llama Valle de la Luna ¿verdad?
Porque además de poder apreciar una de las mejores lunas que he visto en mi vida (allí el cielo es muy limpio), las formaciones montañosas recuerdan la superficie lunar.