Hace unos días fui a llevar a un amigo a Barajas y vi una marabunta de gente indignada frente al mostrador de Air Madrid.
Los pasajeros le decían de todo menos bonito al empleado del mostrador que recibía las quejas por demoras en un vuelo a Buenos Aires. Ahí mismo juré que nunca viajaría por esa aerolínea.
Y mucho menos después de enterarme de algunas noticias que evidencian que últimamente las cosas no le van nada bien a la low cost española.
Por empezar, Aviación Civil le abrió un expediente de investigación por diversos incumplimientos como retrasos de hasta 120 horas en un vuelo Barcelona-Buenos Aires, otro de 30 horas por el que los pasajeros hicieron un motín en el que intervino la policía, y la máxima, pasajeros retenidos toda la noche dentro de un avión en Manises.
Las noticias no hacen más que hablar de retrasos y desinformación por parte de la compañía.
En los últimos tiempos hablan desde una gatita perdida hasta la muerte en pleno vuelo de un bebé de cinco meses cuya madre insinuaba que el agua que le dieron para preparar el biberón podría haber sido la causa de la muerte. Además, culpaba a Air Madrid de no haberle brindado la atención adecuada.
Y la última dada a conocer ayer mismo es que Lastminute.com dejó de vender sus vuelos por la “aparente incapacidad de la compañía para poner fin al incumplimiento de sus servicios con los pasajeros".
La compañía alega por su parte que está siendo victima de una campaña mediática promovida por ciertos sectores que hablan de falta de seguridad a bordo de sus aviones.
Lo que quieran. Pero los retrasos están. Y los sufren los pasajeros que pagan sus billetes.
Mientras tanto, Fomento estudia si retirarle o no la licencia. Ellos, como si nada pasara, lejos de suspender vuelos que no pueden cumplir, anuncian nueva ruta a Sao Pablo.
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