Un largo viaje de tren en la India hay que tomarlo con paciencia. Es algo así como un domingo de perro echado al sofá, sin tele, con algún buen libro entre las manos, conversaciones a nivel general con el nativo del lado.”¿De dónde eres, a qué te dedicas, estás casado y cuánto ganas?” Y de vez en cuando agarrar un plátano, un té, una samosa o un biryani de los cientos de vendedores que pasan por el vagón.
Los billetes son muy baratos; para trayectos de larga distancia como Delhi a Mumbai os puede salir el billete de ida por 8 euros en litera superior de segunda clase (más que decente y para mí lo más recomendable por su privacidad) Estamos hablando de 1.500 km. de largo trayecto.
Los billetes se consiguen en la estación de tren donde habitualmente encontrareis una sala o taquilla dedicada exclusivamente a turistas. En algunos sitios os pedirán el recibo del banco para demostrar el origen de vuestras rupias (ya sea desde cajero o cambio), así que no tiréis los recibos! Posiblemente antes de encontrar tal lugar, os avasallarán más de media docena de personajes comentando que tal sitio está cerrado y en la esquina (una agencia camuflada) es el nuevo lugar donde recoger los billetes. Especialmente en Nueva Delhi. Ni caso.
Una vez en el tren, atar la mochila con una buena cadena es imprescindible para dormir tranquilamente. No hay gente violenta, no hay amenazas, pero no les pongais facil la labor de carterista!
Si sois fumadores, daros la mala noticia que en los trenes indios no se puede fumar, aunque si hacéis alguna incursión a la puerta del vagón o a los lavabos tampoco va a pasar nada… Bueno, quizás 15 manos se abalancen sobre tu paquete pidiéndote un cigarrillo!
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