Nuevos planes y negocios veraniegos: alquilar una piscina privada para pasar un día de ocio
La nueva realidad ha agudizado la creatividad de los propietarios de villas, chalets y otras viviendas con piscina y jardín. Ya que los viajeros no quieren compartir las piscinas comunitarias en urbanizaciones turísticas o las piscinas de los hoteles por su riesgo de contagio, surge un nuevo negocio para ofrecer las instalaciones exteriores de viviendas privadas a quienes quieran alquilarlas.
Aún no está claro el modelo, pero la oferta habitual incluye día de piscina con acceso libre a las instalaciones de ducha, piscina y jardín, así como del baño o W.C., y opcionalmente, la posibilidad de incluir también un servicio de bebidas, snacks o incluso comida en barbacoa por un precio extra, servicio de música con DJ o decoración si se requiere por un evento, cumpleaños, etc.
Para organizar la oferta, incluso hay aplicaciones y páginas web que reunen a las piscinas que se ofrecen, siendo el precio habitual en torno a los 20 a 25 euros por persona y día, estableciéndose tarifas extra para el resto de servicios.
Ventajas e inconvenientes del sistema
Para el que usa la piscina:
Para el viajero, el sistema tiene muchas ventajas. Accede a una piscina limpia y desinfectada, sabiendo que allí no habrá posibilidades de contagio por la proximidad a otros usuarios, teniendo además la intimidad de tener la piscina para su grupo familiar.
Además, puede tener la satisfacción de utilizar unas instalaciones que no se podría permitir para sus vacaciones, -las que hubiera tenido si alquilase la villa entera durante su estancia-, a un precio menor ya que solo alquila parte de las instalaciones, durmiendo luego en su apartamento o en su hotel.
Para el propietario:
Por otra parte, para el propietario, la ventaja es que solo cede el uso de esa parte de su vivienda pero no el acceso al interior de la misma. Así puede obtener unos ingresos extra sin tener que abandonar su vivienda ya que ésta no se alquila, solamente se pone a disposición del visitante el patio, jardín y las instalaciones de la piscina y opcionalmente, otros servicios de bar, etc.
En cuanto a la regulación, habría que ver el modelo de contrato, regulación fiscal, etc, ya que no podría encuadrarse en la modalidad de alquiler de vivienda en sentido estricto. Antes de ofrecer este tipo de servicios, los propietarios tendrían que enterarse bien de como hacerlo legalmente.
En cuanto a los servicios de hostelería y restauración que se puedan prestar de modo opcional, habría que contar con permisos específicos, manipulación de alimentos y otras licencias, por lo que la mayoría de las ofertas que hemos visto en Internet, en realidad se hacen de modo encubierto, por lo que no recomendamos este tipo de contrataciones.
Valoración
La posibilidad de poder alquilar un día de piscina privada resulta muy atractivo en estos momentos tanto para los propietarios como para los que quieren acceder a estos servicios. Parece un plan perfecto para el usuario y un negocio extra interesante para el propietario.
Una vez se regulen las formas de hacer este tipo de actividades y ofrecerlas a los usuarios evitando la economía sumergida, seguro que se popularizará y extenderá esta forma de ir a la piscina, de modo similar a los alquileres turísticos de viviendas por días, semanas o períodos determinados.
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