Muchas veces lo que empieza como una simple anécdota termina convirtiéndose en toda una tradición y dando lugar a uno de los pueblos más bonitos y coloridos de toda Europa. Zalipie es la ciudad polaca de las flores de colores en sus casas y esto la hace lugar imprescindible en las pequeñas escapadas.
Al llegar no vamos a encontrar hoteles de cinco estrellas ni grandes edificaciones, sino granjas de madera decoradas con alegres colores y un montón de flores; incluso si se tiene la suerte de poder entrar en una se puede comprobar que esa explosión floral parte de su interior. Así es Zalipie, que está a unos escasos 90 minutos de Cracovia.
En el siglo XVIII una vecina decidió pintar una especie flor para cubrir las manchas de hollín que dejara la chimenea, y tras ella otras la siguieron. Y ya puestas, se animaron a decorar paredes, puertas e incluso ventanas, tanto que llegó a convertirse en toda una tradición que alcanza todo su esplendor en primavera, por Corpus Cristi con una competición que data de 1948. Su nombre es Malowana Chata y su propósito original, y partió como una idea para ayudar a Polonia a recuperarse psicológicamente de la Segunda Guerra Mundial.
Con el tiempo lo que empezó en las paredes de las granjas se fue extendiendo por todo el pueblo, sus calles: casi nada queda sin decorar, desde las iglesias a los árboles, pasando por las casetas de los perros y haciendo una parada en las puertas de los gallineros.
En sus inicios los dibujos eran mucho más sencillos que los de ahora, porque además no tenían material, sino que hacían sus propios pinceles con madera y pelo de los rabos de sus vacas. Además los colores también los fabricaban ellas. Poco a poco fueron evolucionando los diseños hasta obtener los elaborados ramos de flores que vemos ahora. Repintaban las casas una vez al año, y la elección de la época, el Corpus tal y como comenté antes, era por motivos puramente de carga de trabajo, porque ahí estaban más liberadas.
Una de las habitantes de Zalipie, Felicja Curylowa, se obsesionó (de buena manera) más que ninguna y su granja terminó convertida en un museo a su muerte, siendo una de las más coloridas de todo el pueblo. Una cosita, este año, el Malowana Chata será los días 17 y 18 de junio, por si de casualidad os coincide con una visita a Polonia que lo pongáis dentro de vuestro recorrido.
Imágenes | Leszek Kozlowski, mik Krakov, Ministry of Foreign Affairs of the Republic of Poland
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