Siete razones por las qué (también) me gusta viajar solo
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Siete razones por las qué (también) me gusta viajar solo

HOY SE HABLA DE

Se puede viajar de muchas maneras: en coche, en moto, en bici o haciendo autostop. Se puede hacer un viaje largo o varios cortos, se puede ir a los mejores hoteles o recorrerte el mundo de mochilero, etc. Y sobre todo se puede viajar solo o acompañado. Aunque indudablemente al viajar con alguien se comparten los momentos del viaje, hoy quiero daros siete razones por las que (también) me gusta viajar solo.

El viajar sólo o acompañado suele ser una cuestión polémica, sobre todo si lo hablas con quien nunca lo ha probado. Por eso trataré de contaros los aspectos que inquietan a a la mayoría de personas sobre el hecho de viajar solo, como el no tener nadie con quien compartir las maravillas que se visitan, el posible peligro que entraña viajar solo o el sentimiento de soledad que puedes vivir en alguna de las etapas del viaje. Pese a todo, en mi opinión hay muchas más ventajas que inconvenientes.

1. Viajando solo ¡nunca estás solo!

Una de las razones por las que muchos viajeros prefieren viajar solos es porque se conoce a más gente que si se va acompañado. Especialmente si vais en grupo, es muy difícil para alguien de fuera del grupo poder llegar a conoceros. En cambio estando solo, si no eres demasiado tímido tienes a miles de personas que conocer.

En el aeropuerto, en el autobús, en el hotel/albergue/camping, en los tours turísticos o en una ruta de senderismo, cuando se viaja se está desinhibido y relajado, es decir, receptivo a más gente. Conocer a gente os puede enseñar muchas lecciones, sobre todo si se viaja lejos de España, en países con culturas muy diferentes; aunque por supuesto, todo el mundo tiene algo que enseñar.

2. Viajando solo sales de tu zona de confort

Cuando viajas solo y no puedes ayudarte de nadie para resolver tus necesidades y no sabes qué hacer en un lugar desconocido donde encima no hablan tu idioma, lo más normal es que sientas una sensación de vértigo y de pérdida del control. Bien, pues esta sensación, en muchos casos, es muy sana.

Ayuda a muchas cosas: perder la vergüenza, mejorar el dominio de otros idiomas, aprender a escuchar, aprender a tomar decisiones por ti mismo, aprender a dejarse llevar, aprender a equivocarse y a solucionar los fallos, aprender a confiar en ti mismo pero no pasarte de confiado… No está nada mal.

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3. Viajando solo puedes hacer lo que te dé la gana

Esta es la más obvia. Viajar solo da una independencia incuestionable. ¿Que hoy no tengo ganas de ir al museo?, pues no voy al museo; ¿que tengo hambre ahora?, pues como; ¿que hoy no quiero madrugar?, pues no madrugo. La libertad que da el hecho de viajar solo puede ser un inconveniente si no usáis algún tipo de disciplina contra la pereza. Sobre todo si hacéis viajes muy largos no viene mal planificarse un poco los días siguientes, aunque luego los planes se puedan romper o cambiar.

4. Viajar sólo te hace ser valiente a la vez que prudente

El principal inconveniente de viajar solo es el peligro que conlleva hacerlo. Sobre todo en países de fuera de Europa, donde la comunicación puede ser más difícil, y el crimen pueda ser algo más común. Ir solo te hace más vulnerable a robos o a raptos, incluso a cosas peores.

Pero esto te hace más valiente. Lo mejor es dejarte aconsejar por la gente local y dar noticia de donde estás en la embajada. También podéis hacer trampa, y viajar acompañados por compañeros de viaje improvisados, especialmente en esta época cuando programas como el Couchsurfing, o Blablacar hacen moverse mucho más fácil, barato y seguro.

Por otro lado, la mayor parte de las veces el peligro de viajar en el extranjero está un poco exagerado. Esto no significa que no haya peligro y que no haya que ser prudente. El miedo es una mala mochila que llevarse al hombro, no así la prudencia. Para saber lo que hacer lo mejor es dejarse aconsejar por los habitantes de la zona y pensar dos veces las cosas antes de actuar. Llevar copias del pasaporte, esconder el dinero, no llamar demasiado la atención, ir a zonas seguras, etc.

5. Viajando sólo puedes ser tú mismo

Muchas veces, cuando se viaja en pareja o con un amigo, no te puedes comportar tal cual eres en todo momento. Aunque sea de forma inconsciente, los círculos sociales en los que nos movemos nos asignan unos roles de los que, a veces, es difícil salir.

Viajar solo te permite esa libertad. Recuerdo perfectamente cuando me puse a bailar danzas tradicionales irlandesas en un bar de Derry. Quizá no me hubiese atrevido si no hubiese estado solo. Viajar solo descubre nuevas facetas de ti mismo y te quita otras con las que no estabas del todo cómodo.

6. Viajando sólo puedes (al fin) estar solo

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La soledad siempre se ve como algo malo, pero puede ser un sentimiento positivo. Si la soledad es buscada, viajar solo puede ser una buena forma de conseguirla. En cambio, cuando planificas tus vacaciones viajando acompañado, sin duda será mucho más difícil encontrar el tiempo para estar solo.

En una época en la que estamos todos conectados por redes sociales, teléfono y otras comunicaciones, se está perdiendo un poco la intimidad de cada uno. No quiero decir que haga falta irse a otro país para estar solo, pero viajar solo te ofrece una oportunidad de oro para desconectar durante un tiempo del mundo y quedarte a solas contigo mismo.

7. Viajar sólo es uno de los mejores caminos hacia ti mismo

Disculpadme que me ponga un poco filosófico. La conclusión más completa de este post es quizá que viajar solo te abre un camino hacia ti mismo. Y todo es por lo que hemos dicho antes: la soledad, la libertad, el aprender a escuchar, salir de tu zona de confort, salir de tus roles sociales, conocer a gente nueva, ganar confianza en ti mismo…

La búsqueda del yo es un camino que nunca termina, pero viajar solo os adelanta un buen trecho de ese sendero. Te ofrece la posibilidad de quedarte a solas contigo mismo, a escucharte y a conocerte mejor. Después de viajar solo siempre me siento más renovado y feliz, más auténtico y consecuente, más confiado y sincero. Ahora quizá, después de leer estas siete razones, podáis entender por qué además de acompañado o en familia, también me gusta viajar solo. Si queréis, también podéis ver las siete razones por las que (también) me gusta viajar acompañado.

Imágenes | Moyan Brenn, Jennifer, amira-a
En Diario del Viajero | Las ventajas de viajar solo
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