De Ibiza a Formentera: guía para recorrer sus rincones más bonitos en cinco días
Seguimos con nuestros viajes por la geografía española en un año atípico. Queremos reactivar el turismo y tenemos montones de sitios a los que ir y con los que maravillarnos y disfrutar de playas paradisíacas. Hoy os proponemos un salto a las Baleares y a conocer Ibiza y Formentera con una guía para recorrer sus rincones más bonitos en cinco días.
Por supuesto que os animamos a alargar la visita más tiempo para disfrutar más del relax de las playas o de la preciosa Ibiza, una de nuestras ciudades Patrimonio de la Humanidad, o coger un ferry y saltar a Formentera. Siempre que hacemos estas cosas sabéis que son con la mejor voluntad y con la idea de que tengáis un punto de partida para vuestra preparación de vacaciones.
El oeste de Ibiza y sus calas mágicas
La zona de Oeste de Ibiza y en concreto San Antonio de Portmany tiene una mala fama un poco relacionada con el exceso de fiesta, pero claro que hay que tenerla en cuenta precisamente por esto. Además para disfrutar del día hay que hacer parada obligada en San Rafael, a comprar alfarería típica de la isla y visitar la cercana Santa Gertrudis con su preciosa plaza Mayor. De ahí, para terminar con el turismo, una visita a la blanca iglesia de San Miguel, en un punto muy elevado y que proporciona una vista maravillosa de la isla.
Para irnos de calas, sin lugar a dudas hay que empezar por la Cala Comte quizás sea la más famosa de toda la isla. Eso sí, es quizás alguna de las que más gente acumula, pero imprescindible la foto de todo buen instagramer. Muy cerca de allí las impresionantes Cala Salada y Cala Saladeta: belleza natural en estado puro, difícil de describir.
¿La noche? Por supuesto con parada en el Café del Mar a ver la puesta de sol.
El sur, con Ibiza la vieja
No todo son playas y fiesta, sino que Ibiza es historia y la visita a Dalt Vila (Ibiza la Vieja) es imprescindible. Es un recorrido corto, ya que aunque te recrees con la visita es un sitio pequeño pero en el que fácilmente te puedes imaginar la antigua vida de los habitantes de la isla. Calles empedradas, casas de un blanco impoluto, puertas y ventanas azules y el mar visible desde el punto más alto. Es la magia del Mediterráneo, que puedes ver en su esplendor desde el Baluard de Santa Llúçia, el mejor mirador de la ciudad.
Muy cerca está el Parque Natural de Ses Salines, donde se deja evaporar el agua salada para, de esta manera, conservar la sal del agua de mar. Es un espectáculo digno de admirar. Además si te gusta la observación de pájaros es un buen lugar, y por supuesto, una parada en la playa del mismo nombre para descansar y darse un baño es también obligada. O quizás prefieras terminar el día viendo la puesta del sol en Cala d’Hort, de aguas más salvajes pero perfecta para terminar.
El norte, sus pueblos y sus mercadillos hippies
Por supuesto que Ibiza es sinónimo de hippies y sus mercadillos de artesanía. Dos son de visita obligada: el mercadillo de Las Dalias, uno de los primeros de la isla, y el de Es Canar. Si te decantas por Las Dalias, es obligado el paseo por Sant Carles de Peralta y casi puedes acercarte bien a la costa para ver Tagomago. También está el Mercadillo de Sant Jordi.
Como también tiene que haber playa ese día os recomendamos que el baño sea en Es Portixol, que a la que se llega por un sendero entre acantilados con vistas panorámicas impresionantes.
Pueblos y más pueblos y la fiesta de los tambores
Adentrémonos en el centro de Ibiza, hasta llegar a Santa Gertrudis, Sant Rafael o Santa Agnes, siendo este último uno de los que conservan el gran estilo payés. Se llega viendo olivos y ovejas y parece que se ha detenido el tiempo. Siguiendo hacia el mar alcanzas el mirador de las Puertas del Cielo, donde hay un pequeño café perfecto para descansar.
Dejamos para el final la playa de Benirrás. La que en su momento fue una de las playas más atractivas de la isla se ha vuelto extremadamente turística. Los domingos se organiza en la cala la fiesta de los tambores, uno de los atractivos, con sus hippies algo anticuados tocando tambores mientras cae la tarde. Una opción es conseguir un barquito y verlo y disfrutarlo desde el mar.
Formentera, el paraíso en medio del mar
Vámonos de un salto a Formentera a pasar un día, aunque os recomendamos encarecidamente que lo alarguéis hasta hacer noche y poder ir con la calma que merece. La manera de ir no puede ser otra que en ferry desde Ibiza, en un trayecto de apenas 30 minutos. Hay diversas empresas que realizan la ruta, normalmente con salida desde el Puerto de Ibiza. Algunas permiten que viajes ya con tu coche, como Balearia o Transmapi, pero AquaBus no deja más que las bicis. En cualquier caso hay muchas opciones, con salidas desde las 7:00 hasta las 23:00.
Una escapada a Formentera es garantía de tranquilidad en contraste con la vecina Ibiza: paisajes espectaculares y playas vírgenes sin edificios que estorben a la vista. Imprescindible visitar la playa de Ses Illetes, en el extremo norte de la Isla (y con Ibiza a la vista), con arena suave y aguas transparentes y cristalinas. Un paraíso para relajarse y darse un buen baño. Las otras playas imprescindibles las vas a encontrar en sur de la isla, como Caló d'Es Mort o la playa de Migjorn. Rizar el rizo buscando playa paradisíaca es ir a S'Espalmador, la mini isla entre Ibiza y Formentera.
Como no todo van a ser playas hay que hacer una parada en El Pilar de La Mola para comprar artesanía y empaparse un poco de la cultura de la isla y ese toque flower power que todavía resiste. Es también un buen lugar para pararse a tomar una cerveza artesanal y escuchar algún grupo de música. El ambiente es fantástico.
Buscando historia hay que hacer una parada en Sant Francesç Xavier, la pintoresca capital de la isla, Es Pujols y Sant Ferran des Roques. Edificios encalados, muchos que se remontan al siglo XVIII que hacen del paseo algo mágico. Puestos a recorrer historia, la isla de Formentera cuenta con cuatro torres de vigilancia en sus acantilados de roca, es lo que tiene tener un pasado relacionado con la presencia de piratas. Hoy en día su función es decorativa, pero una visita a las torres de Punta Prima o de la Gavina vale la pena.
Os decía que quedarse un día más en Formentera valía la pena porque no puedes irte sin disfrutar de una puesta de sol desde el faro de Cap de Barbaria. Es el punto más al sur de la isla y al caer la tarde se convierte en un punto mágico para ver cómo el sol se adentra en el mar. No hay árboles, no hay sombras, no hay más que piedras, pero ese paisaje desolador mezclado con el sol ocultándose hacen de ese momento algo inolvidable. Por cierto, es el Faro de "Lucía y el Sexo". Si es que después de esto no os queréis quedar a vivir en Formentera os tocará coger el ferry de vuelta.
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