Mis hijas, al igual que lo fue su padre cuando era pequeño, son fans del "Grand Prix". Lo han seguido fielmente desde que RTVE lo recuperó tras años de ausencia, y aunque lo que más les gusta es el programa en sí, seguirlo ha tenido otra consecuencia inesperada: les gusta investigar sobre los pueblos que han participado.
Hace poco, de camino hacia Santander, vieron la señal en la autovía que nos aproximábamos a uno de ellos, que además fue el ganador del programa en su reciente edición de Navidad: Aguilar de Campoo. Tras su insistencia por parar y conocerlo, les hicimos caso y no habría podido tener un mejor desenlace.
Ubicada en el corazón de la montaña palentina, este pueblo de poco más de 7.000 habitantes es una joya por descubrir en Castilla y León, ya que combina un rico patrimonio histórico, una naturaleza desbordante y una oferta cultural vibrante. Tras conocerlo, reconozco que es un destino muy interesante y no solo para los amantes del turismo rural y cultural.
Un paseo por su historia: el casco antiguo, el castillo y las iglesias románicas
Aguilar de Campoo es conocida por su impresionante legado histórico, que se despliega en cada rincón de su casco antiguo. Declarado Conjunto Histórico-Artístico, este enclave alberga una serie de monumentos que te transportan a otras épocas.
Uno de los puntos neurálgicos es la Plaza Mayor, un espacio porticado que combina arquitectura tradicional con un ambiente acogedor gracias a los numerosos bares y restaurantes que se encuentran en el soportal que la delimita. Desde allí, es fácil acceder a la Colegiata de San Miguel, una obra maestra del gótico tardío que impresiona por sus detalles escultóricos y su imponente torre.
El recorrido histórico no estaría completo sin una visita al Castillo de Aguilar, que se erige sobre una colina dominando la villa. Aunque en ruinas, sus imponentes muros ofrecen una vista panorámica espectacular de los alrededores, además de un evocador viaje al pasado medieval.
Pero esta es también la puerta de entrada a la Ruta del Románico Palentino, una de las concentraciones más importantes de arte románico en Europa. En sus inmediaciones, se encuentran joyas como la Iglesia de Santa Cecilia, situada a los pies del castillo, o la cercana Iglesia de San Andrés de Arroyo, un monasterio cisterciense que deslumbra por la belleza de su claustro.
Estas iglesias, con sus capiteles decorados y frescos medievales, ofrecen una experiencia única para los amantes del arte y la historia. Aunque no pudimos disfrutar de ellas, las rutas guiadas son altamente recomendables para comprender mejor el contexto histórico y artístico de estas maravillas.
Desde naturaleza hasta cultura: la gran oferta de ocio de Aguilar de Campoo
Para los entusiastas de la naturaleza, Aguilar de Campoo ofrece una ubicación privilegiada. Muy cerca se encuentra el Parque Natural Montaña Palentina, un paraíso para los senderistas y amantes de la fauna. Los recorridos permiten disfrutar de paisajes espectaculares, donde se entremezclan montañas, ríos y una biodiversidad sorprendente.
El Embalse de Aguilar es otro de los puntos destacados. Este extenso lago artificial no solo es un lugar perfecto para disfrutar de un entorno precioso y disfrutar de un día en familia rodeado de naturaleza, sino también para darse un agradable baño en verano.
Sin embargo Aguilar de Campoo no solo ofrece historia y naturaleza, ya que también se ha consolidado como un referente cultural. Destaca el Centro Expositivo Románico y Territorio, donde se puede profundizar en el arte románico de la región, además de numerosos eventos que reflejan su rica tradición cultural. Uno de los más destacados es el Festival Internacional de Cortometrajes (FICA), que atrae a cineastas y público de todas partes. También merece mención la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Regional, y las fiestas patronales en honor a San Juan y San Pedro.
Un souvenir que no puedes dejar de probar
Aguilar de Campoo también es famosa por ser la "capital de la galleta", ya que alberga Gullón, una de las fábricas de galletas más importantes del país. De hecho en el pueblo se encuentra una tienda propia en el que se pueden degustar algunas de sus variedades más conocidas y a muy buen precio, un plan perfecto para rematar la visita si vas con niños,
Como veis, una simple parada se convirtió en una parte muy divertida de nuestro viaje. Lo recorrimos entero y nos quedamos a comer, una gran decisión también, ya que su gastronomía incluye productos locales como los embutidos, el lechazo asado y los quesos, todo acompañado de los excelentes vinos de Castilla y León. Definitivamente, existen pueblos pequeños que tienen mucho encanto y este es uno de ellos.