14 rincones de Francia que bien servirían para celebrar San Valentín
Lo decíamos el otro día, los viajes para enamorados este año van a tener que esperarse hasta el siguiente, pero no por ello podemos dejar de proponer lugares. Y si siempre se piensa en París como la ciudad del amor, el resto del país no se queda corto, así que puestos a ampliar nuestras opciones os traemos 14 rincones de Francia que bien servirían para celebrar un 14 de Febrero, San Valentín.
Aunque ya sabemos que cualquier lugar puede ser romántico, si lo juntamos con paisajes espectaculares, senderos eternos junto al mar, pueblos de cuento y castillos maravillosos, estaremos de cuento en que Francia cumple todos los requisitos para enamorar y ayudar a sellar el amor de los que ya están enamorados.
Un paseo por el Canal du Midi en Occitania
Occitania es la segunda mayor región de Francia, con 13 departamentos, y tiene de todo: 8 sitios declarados Patrimonio Mundial por la Unesco, dos Parques Nacionales, un Parque Natural marino, 7 Parques Naturales regionales, 44 estaciones de esquí, 40 grandes parajes, 28 estaciones termales, 220 kilómetros de costa mediterránea, 50 puertos deportivos...
Es tremendamente difícil elegir una única actividad, aunque tenemos nuestra favorita: una travesía en por el mítico Canal du Midi, que une Mediterráneo con el Atlántico atravesando toda Francia. Es una manera perfecta de ser el capitán de tu propio barco, sin necesidad de licencia ni experiencia, únicamente como si condujeras un coche. En tu travesía encontrarás esclusas, podrás contemplar las espadañas de la región de Toulouse, todas las obras de arte que ofrece el itinerario mientras navegas a 6 km hora. Se duerme a todo confort y para las comidas hay dos opciones: lanzarte a hacerlas tú mismo o dejarte llevar por la gastronomía de fama internacional de la región.
El Gard, naturaleza y cultura
Naturaleza a raudales, eso es lo que nos ofrece El Gard. Perfecto para practicar senderismo en las escarpadas laderas de las Cevenas, recorrer la Camarga a caballo, bañarse en el Mediterráneo... En El Gard hay cumbres, altiplanos, bosques de castaños, colinas verdes, ríos caudalosos, cuevas mágicas, matorrales, olivares, enormes playas de arena bordeadas de dunas y marismas. Todo ello surcado por senderos y con un patrimonio construido hace dos mil años. Un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza salvaje y los espacios vírgenes, para los curiosos que aman los senderos marcados.
La oferta cultural es igualmente extraordinaria. El Gard cuenta con tres lugares inscritos en el Patrimonio Mundial de la UNESCO, a los que se les unen ciudades históricas excepcionales como Aigues-Mortes, la ciudad de Saint Louis y algunos de los Pueblos más Bonitos de Francia. La gastronomía no puede faltar y, con sus variados paisajes y culturas, ofrece una gama de productos locales tan diversos como sabrosos, como el aceite de oliva de Nîmes, la carne de toro y el arroz de Camarga, la cebolla dulce de las Cevenas, la trufa negra...
Un paseo por Nîmes, la Roma francesa
Nîmes ofrece una asombrosa riqueza de patrimonio tanto antiguo como contemporáneo. Llamada la "Roma Francesa", es el hogar de algunos de los monumentos romanos mejor conservados del mundo, entre los que destaca su anfiteatro. Desde finales del siglo I d.C., acogió la lucha de bestias salvajes y gladiadores. Hoy en día, muchos eventos tienen lugar allí: corridas de toros, congresos, conciertos y eventos deportivos.
Pero su herencia contemporánea es su segunda personalidad: grandes firmas han construido la ciudad de hoy. Es una ciudad con un centro totalmente peatonal, perfecto para pasear y disfrutar de una ciudad relajante y acogedora. Estamos en Francia, así que, por supuesto hay que hablar de gastronomía; los patés de Nîmes son el referente gastronómico de la ciudad, pero no hay que olvidarse de la auténtica brandada de bacalao de Nîmes, original y refinada, ni el foie gras y los quesos. Para beber están los vinos de las Costières de Nîmes, uno de los viñedos más antiguos y extensos de Francia.
Respirar lavanda en la Provenza y visitar la ciudad de los Papas en Vaucluse
Démonos ahora un paseo por el corazón de la Provenza que nos llevará hasta Vaucluse. La Provenza del Luberon y de los pueblos encaramados, la de los campos de lavanda y del Mont Ventoux, destino predilecto de los ciclistas, la Provenza con capital en Aviñón, clasificada como patrimonio de la humanidad de la UNESCO, la Provenza de los festivales, los mercados abigarrados, la del aceite de oliva y del buen vino.
Y sí, hay que visitar Aviñón haciendo un recorrido completo. Empezamos con el Puente de Aviñón y el Palacio papal o podemos disfrutar de una de las visitas comentadas de la Oficina de Turismo. En el margen izquierdo, el derecho e incluso sobre las aguas del Ródano, en la isla de la Barthelasse, sobran las ocasiones para explorar la gastronomía provenzal y los vinos en la capital de Côtes du Rhône. Para exprimir la oferta gastronómica se puede dar un paseo por el mercado cubierto de Les Halles d’Avignon, una clase de cocina, una cena en un restaurante de un chef con estrella Michelin o de un joven prodigio de la gastronomía, la visita a una destilería y cata de licores en la isla de la Barthelasse. O quizás la visita a un molino de aceite de oliva en Villeneuve-les-Avignon.
El romanticismo de Côte d'Azur nunca pasará de moda
Desde Saint-Tropez hasta Menton, a lo largo de un litoral salpicado de sublimes bahías y bordeado de verdes colinas, la Costa Azul es un lugar de encuentro para los amantes del deporte y del arte de vivir. Inolvidables son sus playas y palacios de ensueño, festivales de renombre y los focos artísticos que conviven con las calas secretas y los pueblos escondidos de la zona alta. Porque cerca de las emblemáticas ciudades de Niza, Cannes y Antibes Jean-les-Pins, los verdes valles y las altas mesetas invitan al senderismo, y los pueblos encaramados con tejados rojos, que cada invierno se colorean de amarillo con las mimosas en flor.
Quien dice Côte d'Azur, dice mar. Aquí están algunos de los cabos más bonitos del Mediterráneo y que no hay que perderse. Cap Ferrat a menudo llamada la península de los multimillonarios por las imponentes propiedades, se puede rodear gracias al sendero costero desde la bahía de Villefranche hasta el pueblo de Saint-Jean-Cap-Ferrat. Más al oeste, encontramos Cap d'Ail que desde el siglo XIX acoge a todas las estrellas de la época: los hermanos Lumières, Greta Garbo, Jean Cocteau... Se puede descubrir la flora local, jardines exóticos pero también villas que han conservado el estilo del siglo XIX. Finalmente, aunque hay muchos más, Cap Martin, el hogar de algunas de las villas más hermosas de la Côte d'Azur.
Por supuesto, parada en Niza, capital de Côte d'Azur
La quinta ciudad de Francia es también el segundo centro turístico internacional del país, después de París. Entre mar y montaña, la metrópoli de Niza Costa Azul y sus 49 municipios ofrecen una diversidad de paisajes y actividades únicas. La luz especial de la ciudad y su privilegiada situación geográfica –entre el mar y las montañas– que siempre ha atraído e inspirado a los artistas, hacen que Niza siga siendo un lugar de creación. Gracias a su rico patrimonio artístico y cultural, es una de las mayores ciudades francesas en cuanto a número de museos y galerías de arte. Su densa historia la convierte en la ciudad más atractiva de la Riviera Francesa.
Niza es un lugar ideal para paseos familiares y románticos, el renombrado clima mediterráneo se presta a todo tipo de actividades al aire libre: de playa en playa, en parques, jardines, es sin duda una opción atractiva, pero los sitios culturales de la ciudad también ofrecen muchas actividades de ocio en el interior.
Mónaco sigue reinventándose
Desde hace más de siete siglos, Mónaco ha sido una excepción. Enclavado entre el blanco de los Alpes y el azul del Mediterráneo, el segundo estado más pequeño del mundo tiene muchos y variados activos, que van desde la cultura hasta el bienestar, pasando por la gastronomía y el buen vivir. Y es que en Mónaco, las estrellas no se encuentran solo en el cielo, pues este destino tiene no menos de diez estrellas Michelin repartidas en un área de aproximadamente 2 km².
Anclado entre la tradición y la modernidad, Mónaco es un destino que se reinventa sin dejar de ser fiel a los elementos que componen su ADN, lo que es una de las claves del éxito de este estado soberano. La arquitectura Belle Epoque de la Place du Casino junto a la atmósfera contemporánea del Monte-Carlo One ilustra perfectamente esta afirmación. En Mónaco, el lujo y el esplendor se codean con la sostenibilidad y la responsabilidad, ya sea en el corazón de sus grandes hoteles, en sus famosos spas o durante eventos de clase mundial. Mónaco no es solo un destino, es un lugar donde la tranquilidad y la calidad de vida son reconocidas por unanimidad. En pareja, en familia o con amigos, es fácil aprovechar el momento presente y pasar un buen rato.
Naturaleza, cultura y arte de vivir en el Valle del Loira
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 2000, el Valle del Loira es la columna vertebral de la región con una combinación única de naturaleza, cultura y buen vivir. El llamado Valle de los Reyes está poblado de una infinidad de castillos, 15 de ellos considerados “Grandes Sitios del Valle del Loira”, como el Castillo de Chambord o el Castillo de Chenonceau. Y es que, antes de Versalles, los Reyes de Francia residían en el Valle del Loira.
El Valle del Loira es conocido también como “el Jardín de Francia”, debido a sus suelos fértiles y diversos, aptos para el cultivo de frutas y verduras, así como la producción de vinos muy diferentes: tintos, blancos, rosados, espumosos, secos o tánicos... ¡los hay para todos los gustos! La mejor manera de conocer esta tierra, en simbiosis con el entorno, es recorrerla en bicicleta gracias a la ruta del Loira en Bicicleta, un itinerario de 900 km que sigue el curso del Loira, entre viñedos y castillos. Lo mismo tantos no, pero nos parece una idea estupenda hacer una parte con tu pareja.
Normandía, siempre inspiradora
Normandía, tierra de inspiración, ha acogido desde siempre a artistas, pintores impresionistas y escritores, en su territorio. Hoy en día, más allá de las visitas imprescindibles, Normandía ofrece paseos sorprendentes, fuera de lo convencional y llenos de magia para convertir las vacaciones o las ocasiones especiales en una experiencia única.
Ofrece a sus visitantes la oportunidad de descubrir su arte de vivir "como un local", viviendo experiencias únicas. Cada experiencia seleccionada incluye la práctica de una actividad y un encuentro con una personalidad normanda. Estas experiencias garantizarán a cada visitante un momento único e inolvidable en Normandía.
A Rennes hay que ir a disfrutar de la gastronomía
La capital de Bretaña es también la puerta de entrada a la región. A poco más de una hora de París en tren y a menos de una hora de lugares legendarios como Saint-Malo, Mont-Saint-Michel y el mítico bosque de Brocéliande, Rennes está llena de tesoros: gastronomía, cultura, artesanos, creadores... Una ciudad universitaria, festiva y de moda donde la cultura anima cada monumento para vivir momentos insólitos. Con un festival a la semana, Rennes es una bulliciosa ciudad cultural que se puede visitar durante todo el año. Una ciudad a escala humana donde sus habitantes se mueven a pie, en bicicleta y sobre el agua.
Pero en los últimos tiempos se ha convertido en un verdadero destino para gourmets. El interés de su gastronomía deriva tanto de la calidad de la cocina de los chefs locales como de la variedad de su oferta: hay restaurantes gourmet y bistrós, creperías o lugares de moda. Lo más destacado de la semana es el imperdible mercado de Lices, el segundo mercado más grande de Francia.
Nantes, en el sur de la Bretaña, todo es creatividad
Situada en el sur de Bretaña, Nantes es probablemente la ciudad más creativa de Francia. Cultural, artística, innovadora, la capital histórica de Bretaña ofrece además una excelente calidad de vida y forma parte de las ciudades más verdes de Francia. El evento “el Viaje a Nantes” (le Voyage à Nantes) se desarrolla cada verano y anima la ciudad con muchas instalaciones artísticas, obras de arte y lugares de encuentro.
Una línea verde, pintada en el suelo, transcurre por el centro y junta los elementos de esta colección con otros elementos imprescindibles del patrimonio histórico de Nantes, puntos de vista y barrios animados. Una visita de Nantes se completa con un recorrido artístico que se llama Estuaire y que sigue el Loira hasta la ciudad de Saint-Nazaire. Más al sur, a 20 minutos de Nantes, se puede disfrutar del viñedo del Muscadet y de su paisaje único, así como de la encantadora ciudad de Clisson.
Hotel du Palais: testigo de la historia frente al mar
La Francia más cercana a nosotros, Biarrizt, nos ofrece el enclave perfecto para enamorados, con una cartera bien desahogada. La Villa Eugenia, actual Hôtel du Palais, fue construida en 1854 por Napoleón III para su esposa, Eugenia de Montijo. Es el único Palais de la Costa Atlántica y se ha unido a la prestigiosa marca The Unbound Collection by Hyatt. Ofrece una gran variedad de restaurantes, entre ellos el emblemático Rotonde, su restaurante gastronómico frente al mar, dirigido por su nuevo y joven chef creativo, Aurélien Largeau, quien honrará la tradición culinaria del País Vasco y sus productos locales de temporada. Una experiencia única que no debe perderse.
Las 86 habitaciones y 56 suites que alberga el hotel, con espacios que van de los 28 m2 a los 100 m2 de la Suite Royale, se articulan en armonía con la arquitectura original y la historia del edificio. Algunas de las habitaciones de la última planta del hotel están dedicadas al ambiente marinero y, con sus ventanas redondas y claraboyas, evocan los barcos de crucero. Para los momentos de descanso o para las actividades deportivas, hay que acudir a su zona de SPA de 3.000 m2 en 5 plantas, o a la piscina exterior climatizada con agua de mar en la temporada de verano. Sus terrazas invitan a admirar la excepcional vista del océano y las puestas de sol tan específicas de la región.
La Polinesia Francesa: Tahiti y sus islas vuelven a abrirse al mundo
Sí, no nos hemos vuelto locos, la Polinesia Francesa es eso, Francia y vuelve a abrir sus fronteras para conectar al mundo con la naturaleza de las Islas de Tahití. Definitivamente es el lugar perfecto para el amor. Desde coloridos arrecifes hasta espectaculares montañas, playas apartadas y una cultura acogedora, encontrarás lo que necesitas para sentir y redescubrir tu espíritu de aventura. Es ese rincón del mundo donde puedes sentirte verdaderamente en paz y como en casa lejos de casa.
Los visitantes van a la Polinesia Francesa para experimentar el estilo de vida. Buscan descansar en una isla paradisíaca del Pacífico Sur, con palmeras que se balancean y puestas de sol increíblemente bellas, aire perfumado con vainilla de Tahití y una cultura tan exuberante y rica como la mejor cocina francesa, pero tan sensual y cálida como la miel de Tahití. Cada isla ofrece diversos alojamientos, desde lujosas villas sobre el agua, pasando por casas de huéspedes familiares, hasta la navegación en charter privado o en crucero.