Viajar a Japón significa poder degustar una de las mejores comidas del planeta y, sólo por esto, ya vale la pena hacer el viaje.
La cocina japonesa es deliciosa, digestiva y disfrutarla en su país de origen resulta muy asequible; para un occidental está repleta de sensaciones por descubrir más allá incluso de las que pueden proporcionarnos los restaurantes japoneses españoles.
Una de mis costumbres de viajera más arraigadas es adaptarme siempre a los gustos gastronómicos de la zona –incluyendo sus horarios de comidas-, pero en el caso de Japón esto se hace indispensable si no queremos disparar los gastos. Igual que en España la buena comida japonesa es irremediablemente cara a causa de la importación de los ingredientes originales, allí sucede lo mismo pero con la comida occidental, por lo que alimentarse a base de filetes a la plancha o simples platos de pasta al estilo italiano puede encarecer extremadamente el viaje.
Un viajero que decida pasar unos días en Japón deberá mentalizarse que comerá arroz prácticamente en todas las comidas –incluido el desayuno-. El arroz es tan importante en la dieta japonesa que tiene un nombre cuando está crudo -米 Kome- y otro cuando está cocido -御飯 Gohan, que también da nombre a la comida-.
El arroz que se come en Japón es arroz glutinoso de grano corto y aunque parezca un simple arroz hervido, siempre lleva algún leve condimento para darle sabor. Un occidental que no esté atento difícilmente notará la diferencia y se perderá el correspondiente matiz.
Los desayunos en los hoteles japoneses dependen del tipo de establecimiento. Mientras que hay hoteles totalmente occidentalizados que sirven tostadas y huevos para desayunar, esto no es para nada lo más común, así que en la mayoría de ryokan y hoteles tradicionales servirán el desayuno tradicional japonés que consiste en una gran variedad de platos con pequeñas cantidades de comida. Lo más común es que incluyan, como mínimo, un bol de arroz, encurtidos, verduras salteadas, algo de proteína –con frecuencia pescado a la plancha- y una sopa –comúnmente sopa de miso-.
Para comer ‘en la calle’ en Japón hay que saber algunas cosas antes de empezar a buscar. Primero hay que ponerse de acuerdo entre todos los comensales sobre lo que se desea comer, ya que la mayoría de restaurantes japoneses son temáticos, es decir, cocinan únicamente un tipo de plato –Sushi, Tempura-, o hacen variaciones sobre un mismo ingrediente –pollo, Udon-.
Después, al buscar el local en el que deseamos comer, no debemos contentarnos necesariamente con los que se encuentran en los bajos. En los centros de las grandes ciudades también encontraremos locales en los otros niveles de los edificios, así que es indispensable alzar la mirada si se quiere abarcar la totalidad de la oferta. Todos los edificios de locales tienen carteles indicadores en la fachada que nos ayudarán a descubrir lo que nos ofrece cada piso –esto es igual para la búsqueda de bares, discotecas, karaokes…-.
Comer en un local de ‘comida rápida’ japonesa – que es buena, sana y no tiene nada que ver con la nuestra - puede salir a partir de 4,5 o 5 euros al cambio.
Estos locales suelen ofrecer Donburi -丼- que no es otra cosa que un bol de arroz cubierto con la especialidad que hayamos pedido. Las especialidades más comunes son Toncatsu - 豚カツ cerdo rebozado-, Tempura - 天ぷら vegetales o pescados ligeramente rebozados-, ternera en salsa –evidentemente al estilo japonés-, curry, verduras salteadas, pescado crudo…
Siguiendo el estilo de plato único de los Donburi, también encontramos los platos de pasta. En Japón comúnmente se ofrecen 3 tipos diferentes de pasta: los Soba - そば- que son delgados y oscuros y están hechos de trigo sarraceno; los Udon - 饂飩- que son blancos y gruesos y están hechos de trigo; y los Ramen - ラーメン- que son de origen chino. La mayoría de estos ‘fideos’ se sirven en una sopa que también lleva incorporados otros ingredientes como tofu, carne o pescado, además de algunos vegetales. Además de servirse en sopa, los fideos también se presentan fríos o fritos.
Muchos de estos locales de ‘comida rápida’ también preparan menús que suelen estar compuestos como mínimo por unos encurtidos y una sopa –que los japoneses se comen en último lugar-.
Los locales de ‘comida rápida’ son muy golosos para los turistas, ya que en la puerta suelen tener reproducciones a tamaño real de los platos que sirven hechas en cera y nosotros sólo deberemos señalar el plato para que nos lo sirvan, de forma que es la mar de fácil.
Hay que tener presente que Japón es un país en el que la relación calidad/precio por lo general está muy ajustada, y que los restaurantes con reproducciones de cera en la entrada son los más baratos, seguidos por los que tienen fotos en las cartas, así que, si queremos degustar platos más elaborados y exquisitos, habrá que arriesgarse con otra clase de restaurante y con una carta en japonés, lo que no es fácil –aunque siempre nos queda el recurso de pedir algo apetitoso que estén comiendo a nuestro alrededor o instar al camarero para que escoja por nosotros-.
Pero para comer a buen precio también están los pequeños y numerosos establecimientos de las estaciones de metro que preparan deliciosos platos para degustar en cualquier momento. La mayoría hacen comida para llevar y en Japón la preparación estrella son los bento -弁当-. El bento se podría definir como un almuerzo en una caja o fiambrera. Las preparaciones de los bento pueden ser de lo más variadas y su precio va en relación con su contenido; además, muchos buenos restaurantes preparan un menú bento para llevar resultando así algo más barato que comer en el propio local. Los bento son una buena solución si es necesario comer durante un trayecto de tren, para llevárselos a una excursión o para comer en un parque. Sea como fuere, siempre es recomendable probar uno; no se puede volver de Japón sin haber probado un bento por lo menos.
Por otra parte, si la travesía es corta, el ‘equivalente’ de un sándwich o bocadillo en Japón son los Onigiri -おにぎり-, unos triangulos de arroz con alga nori en el exterior y rellenos de pescado o ume –梅干, exquisitas ciruelas encurtidas-.
Pero si se desea degustar la cocina de los mejores restaurantes japoneses, el primer lugar dónde buscar es Ginza en Tokyo. Por supuesto también hay buenos restaurantes en otros barrios, pero esta es una zona comercial con muchos restaurantes de buen nivel. Comer en Ginza no es tan caro como podría esperarse, ya que aproximadamente sale por unos 60 o 80 euros por cabeza. En Ginza podemos encontrar restaurantes tradicionales, junto a otros de más modernos que mezclan la cocina japonesa con la occidental, pero si deseamos hacer una única incursión en el barrio, recomendaría probar alguno de los platos estrella de la comida japonesa.
Además, también es imprescindible probar la Kaiseki -懐石-, alta cocina tradicional que se sirve en la zona de Kyoto. Se trata, otra vez, de un conjunto de platos exquisitos con diferentes preparaciones que harán las delicias de cualquiera.
Uno de los platos más populares de la cocina japonesa es el Sushi -寿司-. Lo que seguramente ya no es tan conocido entre nosotros es la increíble variedad de tipos de sushi que existen - el más apreciado de todos, el de atún -. Pero como turistas no debemos quedarnos ahí. En Japón existen infinidad de platos exquisitos que probar. Para empezar habría que degustar el Sukiyaki -すき焼き- y el Shabu Shabu -しゃぶしゃぶ-, ambas preparaciones de carne realmente deliciosas, que le dan a la carne un perfil que no tiene en occidente; también hay que ir a un restaurante Yakitori -焼き鳥 - a probar las gustosas brochetas del mismo nombre… Pero además no habría que perderse la preparación de sus exquisitas anguilas –Unagi -うなぎ-, uno de mis platos favoritos-.
Para los más arriesgados, existe el Fugu –河豚, pez globo-. Para comer Fugu hay que buscar un restaurante que tenga licencia para servirlo –normalmente veremos un pez globo en la fachada-, ya que si el cocinero que lo prepara no elimina del todo el veneno del pez, el comensal puede incluso morir –no existe un antídoto conocido-. Pese a su peligrosidad es bastante seguro comerlo en restaurantes, donde casi no hay accidentes dada la rigurosa preparación de los chefs. De todas formas, existe un riesgo nada desdeñable que yo aconsejaría no tomarse a la ligera.
Por otra lado, también es interesante probar algunas especialidades regionales, como por ejemplo las bolas de pulpo de Osaka, o las ostras –simplemente deliciosas- de Hiroshima.
Otra cosa que seguro deleita al turista son las ‘versiones’ japonesas de productos internacionales. Hablamos de cosas del estilo Kit Kat de melón, de te verde o de castaña, la Fanta de uva, la Pepsi de pepino… y aunque algunas de estas preparaciones son estacionales siempre suponen un choque cultural para el occidental.
Por otro lado, en los restaurantes japoneses el agua o el te verde –茶, Cha -entra en el precio de la comida, pero las cervezas japonesas o el sake van a parte.
Por último, los dulces japoneses como los Mochi -餅- o Daifuku –pasta de arroz rellena de helado, crema…- o los Dorayaki –どらやき, una especie de torta rellena de pasta de judías dulces – en mi opinión son inolvidables, aunque es cierto que a algunos occidentales les sorprende y perturba sus texturas a menudo gomosas.
Hay quien piensa que la comida es el alma del viaje; yo añadiría que en Japón mucho más que en ninguna otra parte.
¡Kanpai! -乾杯-
Foto del Bento por Taiyofj