Este rincón de Puglia, Alberobello, fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a sus “trulli”: edificios blancos construidos con forma de conos que pueblas sus angostas callejuelas.
El "trullo" está construido con piedras calcáreas y el signo más llamativo son sus tejados cónicos. Los edificios son generalmente cuadrados con gruesas paredes y construidos sin argamasa, piedra sobre piedra, y los techos están generalmente decorados con misteriosos símbolos en blanco.
El techo es en realidad una cúpula como se puede ver una vez que visitas uno de estos "trulli". Todos de forma cónica con el extremo en espiral. La estructura de estas casas es muy simple, con una estancia principal central, y algunos espacios mas pequeños alrededor para diversas funciones, separados por arcos.
Desde Alberobello puedes seguir camino hacia Altamura. Sus orígenes se remontan al desembarco mítico de los troyanos que llegaron a las costas italianas del Adriático. Se dice que durante el camino desde su tierra natal, destruida y perdida para siempre, los troyaron al mando de Antellus (amigo de Eneas) decidieron fundar una nueva nación comenzando con una nueva ciudad.
Al llegar a tierra en esta zona, Antello decidió que éste era el lugar elegido y fundó la ciudad de Altamura. También se dice que Altea, Reina de los mirmidones llegó a desembarcar en estas costas.
La presencia del hombre en esta zona, está documentada desde mucho antes. Aquí se encontró al Hombre de Altamura (homo heidelbergensis) en la cueva de Laamalunga. Se cree que pudo haber vivido aquí hace 300.000 años. Puedes ver al "hombre de Altamura" a través de un sistema de cámaras en la caverna donde "duerme". Con el mismo sistema, ver las "cuevas de los donosaurios" en Pontrello, uno de los depósitos fósiles más grandes del período cretásico (de unos 70 millones de años).
Foto | Verity Cridland En Diario del Viajero | Un recorrido por Puglia: Otranto