El pasado mes de diciembre tuve la oportunidad de visitar Roma, una ciudad que ya descubrí hace unos años pero que esta vez pude ver de una forma diferente. La compañía aérea Alitalia nos hizo llegar al blog una invitación para "Tras la pista", una experiencia diferente de la que no querían desvelarnos demasiado, y raudos y veloces nos apuntamos a la aventura mi compañero Sergio y yo sin ningún tipo de miedo. Era una oportunidad, además de para viajar, para conocernos el uno al otro, pues a pesar de compartir este espacio de escritura viajera nunca habíamos coincidido en el mismo espacio-tiempo. Así que con la promesa de que no ronco sobre la mesa, nos reunimos en la Ciudad Eterna para pasar un fin de semana muy movidito.
Llegamos el sábado por la mañana a Roma y una vez en el hotel nos contaron en qué consistía aquello de "Tras la pista". Debíamos ir por la ciudad descifrando una serie de pistas que compondrían la ruta que teníamos que hacer, y además realizar una serie de pruebas por el camino que nos dieran más puntos y así hacernos los ganadores. Y yo que soy fiel seguidor de programas televisivos de aventura y que hasta jugando al Party & Co me pongo más competitivo que Monica de ‘Friends’, estaba encantado. Estábamos allí para ganar, no cabía duda, ¿qué podría salir mal para un par de expertos viajeros que no sabían una palabra de italiano y con un inglés exinanido?
Una gymkhana por la ciudad, un tipo de turismo muy aventurero
"Tras la pista" fue una gymkhana muy entretenida y bien montada que realizó Alitalia como parte de una experiencia piloto, un testing para ver si esto era una buena idea para ofrecer a sus clientes. Y yo digo ¡SÍ! Merece la pena. Para todo aquel que le guste hacer turismo de forma activa y dinámica, una gymkhana de este tipo por una ciudad desconocida (o con muchos rincones aún por descubrir) es una opción maravillosa. Y bueno, estábamos en Roma, ¿qué mejor escenario para el juego?
Hay que tener en cuenta que cada forma de hacer turismo es distinta. No es lo mismo hacerse un plan de museos, que dedicarse a pasear, patearse los grandes centros de shopping o centrarse en los vinos y las cenitas. Cada forma tiene sus ventajas y desventajas y también sus adeptos. ¿Y qué es lo bueno y lo malo de sumergirse en una gymkhana por Roma? La posibilidad de participar en un juego tal que alguien ha preparado para ti ya me parece extraordinario, sentirte como en la tele, correr de un lado a otro, probar tu ingenio descifrando pistas, obligarte a interactuar con la gente… Desde luego es una algo muy diferente a la forma de viajar convencional. Quizás puedas “perderte” cosas del lugar al no ir despacito viendo los sitios porque tienes la mente en el juego. Es, simplemente, otra manera de viajar.
Pero claro, ganas otras. Las pruebas que leíamos con cara de no creer nos obligaron a dejarnos en el hotel la vergüenza (reconozco que a mí hay que darme poca cuerda para que la pierda) y meterte en situaciones que jamás habrías imaginado. ¡Hay que conseguir tres mechones de pelo! ¿pero cómo? Y una figura de un pesebre… Creo que en el hotel hay uno montado, robaremos una cabra y mañana la devolvemos. ¡Ah! Y una monja para bailar con ella, y si encuentras un gato encima de un monumento no te olvides que hay que fotografiarlo….
Y Roma, el escenario perfecto para el juego
Las pruebas, la ruta, las fotos, las risas… Todo era una excusa perfecta para conocer otra cara de una ciudad como Roma, que a priori parece muy seria o sólo pensada para ir y enamorarse, y no para hacer el ganso. Pero su multitud de rincones llenos de Historia y de historias, la hacen el lugar perfecto para ir avanzando mientras desvelas secretos y miras cosas que probablemente pocos turistas mirarán. No es, desde luego, una ciudad sin posibilidades para recorrer, desde descubrir enigmas en los frescos de una iglesia hasta ponerle flores a la estatua del propio Campo de Fiori.
Empezamos en El Vaticano y de allí bajamos hasta el Ara Pacis cruzando por el Ponte Sant’Angelo, y seguimos rodando y rodando buscando pistas. Dimos de comer a las palomas de la Plaza Navona, conocimos a los gatos del Área Sacra, subimos al Quirinal, viajamos en metro hasta la Plaza del Popolo (el metro es espantoso…), desfilamos por las escaleras de Plaza España, nos tomamos una cervecita en el bohemio barrio del Trastévere y así hasta un sinfín de experiencias que se concentraron en dos días no sabemos cómo. ¿Roma? Preciosa. ¿La gymkhana? Una manera estupenda y divertida de viajar que recomiendo a todo el mundo. Esperemos que pronto Tras la pista sea una oferta para todos los clientes de Alitalia. Y… ¿queréis saber más del viaje? Pues atentos que pronto mi compañero Sergio os dará su versión de los hechos. No os cuento si ganamos o no, para dejaros con la intriga, pero os digo desde ya que somos unos cracks los diariodelviajero.
Foto | Álvaro Onieva En Diario del Viajero | Roma básica: Mercado de Trajano En Diario del Viajero | Campo dei Fiori: activo mercado de día, punto de encuentro de los jóvenes por la noche