Si estás pensando en pasearte por las calles de Berlín, Francfort o Munich y probar la típica comida alemana mientras paseas, olvídate de los bratwurst, currywurst y demás estilos de salchicas. Las calles alemanas están plagadas de doner kebab y shawarma.
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Si vienes de lejos esperando encontrarte con puestos coloridos en las esquinas, donde una rubicunda muchacha de trenzas rubias te ofrezca una de las mil variedades de salchichas bajo una montaña de cebolla o chucrut…olvídate. Te has dormido en el tiempo.
En la década de los años 70, comenzaron a llegar inmigrantes turcos a Alemania. Especialmente a Berlín y de allí al resto del territorio. Con ellos, llegó su cocina y así hoy es posible encontrarte con un puesto de kebab casi en cada esquina de cualquier rincón de Alemania, desde el Báltico hasta los Alpes.
El kebab se ha convertido la cómida rápida más popular entre los alemanes. Ya no es un plato de “inmigrantes”. Pensemos que en Alemania viven aproximadamente 2 millones y medio de turcos y que medio millón es alemán nativo. Se consume más que las hamburguesas con patatas fritas (unas 400 toneladas por día sólo en Alemania)
Ese pan de pita relleno de lechuga,tomate, cebolla, pepino y carne de ternera o de pollo asada lentamente, inundado de salsa de yogur y un poco de picante, será sin dudas la solución a la típica “comida al paso del viajero”.
Además, te costará menos que otras opciones. Un kebab repleto de vegetales y carne cuesta unos 3 o 4 euros en la calle, más una latita de gaseosa, comerás opíparamente por 5 o 6 euros. Sentado en una plaza, con tu kebab entre las manos, saciarás tu hambre viajera en mas de un sentido.
Foto | Alex Kehr en Flickr
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