La Basílica de San Pedro, además de ser el edificio principal en el Vaticano, es el mayor templo del catolicismo en todo el mundo. Y, si están en Roma, una visita a este lugar merece la pena, no sólo por la belleza del edificio, sino también por las vistas de la ciudad de las que se puede disfrutar subiendo a su cúpula.
La cúpula de la basílica fue diseñada por Miguel Ángel y construida justo encima de donde se encuentran el Altar Mayor y la tumba de San Pedro. Está decorada por mosaicos de Giuseppe Cesari y con unas letras de dos metros en forma de cinto en su circunferencia de 92 metros que dicen "Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia".
Para subir, se entra por el lado derecho de la basílica. Hay dos opciones: subir en ascensor los primeros 40 metros o hacerlo todo a pie. Las diferencias están únicamente en el cansancio al llegar arriba y, por supuesto, en el precio: si utilizamos el ascensor la entrada vale 7 euros, y sino cuesta 4 euros.
Para quienes sufran claustrofobia, no es una experiencia demasiado recomendable, ya que la subida se hace entre paredes curvas y pasos muy estrechos, ni siquiera si van a utilizar el ascensor (ya que sólo lleva hasta los 40 metros de altura). En mi paso por Roma no pude subir porque había una cola impresionante y no nos sobraba mucho tiempo, pero han sido ya muchos los que me han hablado de lo impresionante de las vistas.
Con lo cual, aunque la subida sea dura, el esfuerzo vale la pena para disfrutar de las panorámicas de la Plaza de San Pedro, el Vaticano y toda Roma.
Los horarios en los que está abierta es de 8:00 a 17:00 horas en invierno y de 8:00 a 18:00 horas en verano, aunque lo aconsejable es ir bien temprano para evitarse las colas.
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