El archipiélago de Campania se encuentra frente a las costas de Nápoles y es mundialmente conocido por dos de sus islas: Ischia y Capri. Sus costas recortadas, sus calas profundas y el azul de sus aguas tienen fama internacional, y cada año miles y miles de turistas llegan a ellas.
Mucho menos conocida y visitada, es esta otra isla del archipiélago: Procida. Igualmente bella y cercana, con un encantador puerto lleno de barcas de colores y un ritmo menos frenético, Procida es una visita digna de incluir en cualquier viaje por estas costas italianas.
De origen volcánico y abruptas costas, se encuentra unida por un puente a la cercana isla de Vivara, espacio protegido por una reserva natural. En su interior de Procida, como un balcón sobre el Mar Tirreno, encontramos su pequeño pueblo que conserva aún su pausado ritmo de vida.
A poco que subas desde Marina Grande (el puerto donde llegan los barcos desde Nápoles), te encontrarás con callecitas pequeñas que van trepando por el terreno.
En el extremo esté de la isla, sobre el promontorio de Terra Murata, se encuentra la Abadía de San Miguel Arcángel, donde encontrarás un museo y centro de interpretación de la isla y su historia.
La playa más concurrida es la de Chiaiolella, punto de encuentro de turistas y locales, aunque si buscas algo más tranquilo, te aconsejo que visites la playa de Pozzo Vecchio. Una vez allí, mírala bien. ¿Te parece conocida? Es que aquí se filmaron las escenas de playa de la famosa película El cartero y Pablo Neruda.
La arquitectura abigarrada y colorida de la isla, con casas de 3 y 4 plantas con fachadas llenas de ventanas, balcones y ropa al sol, es un marco espectacular de volver a casa con imágenes muy atractivas.
Foto | pericopin
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