Normandía: 5 ciudades para descubrir en el Día Nacional de Francia
Francia está llena de lugares donde perderse durante unos días es un verdadero lujo. Desde la zona de los castillos de Loira hasta la Costa Azul, pasando por ciudades con Lille o el mítico París, es un país que ofrece todo lo que cualquier viajero puede desear: gastronomía, cultura, aventura, arquitectura, naturaleza... Hoy es el Día Nacional de Francia y queremos rendirle nuestro particular homenaje yéndonos a recorrer una de sus regiones con más encanto: Normandía.
Caen, en el corazón de Calvados
Comenzamos nuestro recorrido en Caen, la prefectura del departamento de Calvados y una de las ciudades medievales con más historia del país. Guillermo el Conquistador se asentó en ella, allá por 1047, y construye su famoso castillo, localizado entre dos de los lugares más emblemáticos de la ciudad: la Abbaye aux Hommes y la Abbaye aux Dames.
Como podéis ver, uno de los principales atractivos de la ciudad es precisamente su arquitectura bajomedieval. El Castillo Ducal no tardó en convertirse en una de las residencias preferidas de los duques de Normandía, sino también de los reyes de Inglaterra. Se trató de una de las mayores fortificaciones de toda Europa, y a día de hoy podemos visitarlo y disfrutar de su magnífico estado de conservación. Es, además, sede del Museo de Normandía, así que podemos marcarlo como una de las visitas que no puedes perderte en Caen.
Las dos abadías entre las que se encuentra el Castillo Ducal, la de los Hombres y la de las Mujeres, también fueron fundadas por Guillermo el Conquistador, y su estilo románico tardío con tintes góticos es una maravilla para los sentidos. La magnificencia de sus espacios, la belleza de sus bóvedas y la delicadeza de los arcos que las sostienen te dejan sin aliento. Una joya para los amantes de la arquitectura.
Bayeux, hogar del tapiz más famoso del mundo
En la lista de cosas curiosas que puedes descubrir en un viaje a Normandía, posiblemente el Tapiz de Bayeux, un tapiz bordado que alcanza los casi 70 metros de longitud y en el que se narra la conquista normanda de Inglaterra que culminó en la batalla de Hastings. Un tapiz de nueve siglos de antigüedad que, técnicamente, tampoco es un tapiz, ya que este tipo de piezas van tejidas en lana en lugar de bordadas. Pero desde su descubrimiento ha sido así denominado y se ha quedado con el nombre.
Ahora mismo se puede visitar en la catedral de Bayeux, otra maravilla del románico normando –su torre de estilo gótico flamígero es espectacular– que data del siglo XI y en la que podemos seguir esta historia, descrita en latín, como si se tratara de una narración bélica. El grado de detalle y lo bien conservado que está hacen de este tapiz una pieza enormemente especial y una puerta a lo que fue aquella época, donde la guerra y la conquista era la principal ocupación de los nobles normandos frente a las costas británicas.
Bayeux no sólo es el hogar de este tapiz; los amantes de la historia más reciente apreciarán que se trate de la primera ciudad francesa liberada tras el Desembarco de Normandía, en la Segunda Guerra Mundial. Es la sede, además, del Museo Memorial de la Batalla de Normandía, donde se exponen armas, vehículos y todo el proceso desde el Desembarco hasta el 29 de agosto de 1944, mes en el que París fue liberado.
Giverny, el paraíso impresionista
París, 15 de abril de 1874, Salón de los Artistas Independientes. Claude Monet expone su cuadro "Impresión, sol naciente", y abre las puertas a uno de los movimientos pictóricos más bellos e influyentes de la edad contemporánea. El impresionismo se enamoró de la luz y buscaron cómo transmitir sus matices, sus detalles a través de pinceladas que revolucionaron la forma de entender la pintura.
La naturaleza fue una de las grandes protagonistas de este movimiento, y Monet, en su búsqueda de ese espacio mágico, lleno de luminosidad y delicadeza, encontró un pequeño pueblo de no más de 300 habitantes en el norte de Francia, junto al río Sena. Giverny dejó el anonimato para convertirse en el hogar de uno de los mejores pintores de la historia, que la descubrió mirando a través de la ventana de un tren en pleno viaje.
De Giverny obtuvo Monet la inspiración necesaria para sus famosos cuadros de estanques y nenúfares. Las flores que pueblan muchas de sus obras son producto directo de los clos normand, los jardines llenos de arcos y flores trepadoras que se encuentran por toda la villa. Pasear por las pequeñas calles de Giverny es como colarse en un cuadro impresionista. La luz y el color parecen encontrar allí una saturación distinta, y los aficionados a la fotografía tienen el marco perfecto para sacarle el máximo partido a su talento.
Ruan, una capital llena de historia
La capital de Normandía es una de las ciudades con más historia de Francia. Llamada la "ciudad de los cien campanarios", Ruan fue uno de los núcleos más importantes de la Guerra de los Cien Años, en la que Francia buscó recuperar los territorios que Inglaterra había retenido en el continente durante décadas.
Es imposible separar la ciudad de Ruan del nombre de Juana de Arco. Sabedores del enorme atractivo que tiene para todo aquél que busque conocer algo más de la historia del siglo XV y, concretamente, de esta figura tan carismática, Ruan ha creado una visita histórica centrada en Juana de Arco, que recorre el Palacio Arzobispal, donde fue juzgada y retenida, así como el cementerio de la la iglesia abacial de Saint Ouen, donde abjuró de los crímenes de los que se la acusaba. Se trata de una visita excepcional para descubrir y experimentar en primera persona los espacios que forman parte de una de las partes más interesantes de la historia francesa.
La catedral es otra de las bellezas del gótico francés, y junto a ella se establece el Palacio Episcopal, una rareza considerable, ya que os será complicado encontrar otra catedral francesa que conserve su palacio anexo en el estado tan increíble en que está el de Ruan.
El Gros-Horloge es otro de los atractivos arquitectónicos de la ciudad, un reloj astronómico que data del siglo XIV y que conserva el mecanismo más antiguo de todo el país. Su restauración, hace ya cerca de veinte años, lo ha dejado en perfecto estado y es uno de los protagonistas de las fotos de cualquier viajero que pare en Ruan.
Honfleur, junto al estuario del Sena
Volviendo a la costa, nos encontramos con una de las ciudades más bonitas de la Normandía francesa. Honfleur, al igual de Gaverny, fue hogar de numerosos impresionistas que encontraron en la luz y en la belleza de su puerto toda una inspiración para su arte. El Museo Eugene Boudin no puede faltar en el itinerario de ningún enamorado del arte del siglo XIX.
Es, precisamente, ese puerto que inspiró a todo un movimiento artístico el principal atractivo de esta ciudad. Por la noche, las luces que iluminan las calles de sus alrededores le dan un encanto único a las aguas del Sena que desembocan en el Atlántico.
Honfleur no carece de la arquitectura medieval que hemos visto hasta ahora como gran protagonista de los atractivos de Normandía. La iglesia de Santa Catalina es una de las construcciones más famosas de la región, al tratarse de un edificio construido en madera, el de mayor tamaño de toda Francia. Sentarse en sus bancos, rodeado de la calidez de este material tan poco común en construcciones de carácter religioso, es toda una experiencia.
Fotos | Patrick Nouhailler, ho visto nina volare (1) y (2), Hans Splinter, Aaron Perkins (1) y (2), Frédéric BISSON, Julien Lozelli, Andy Hay, Andrés Nieto Porras
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