El café Majestic es una de esas citas que no falta en cualquier guía sobre Oporto. Un rincón especial en el que entrar a contemplar el suntuoso decorado o sentarse en su terraza frente al discurrir de la gente por la animada calle peatonal.
Precisamente debido a su fama, entrar al Café Majestic puede resultar misión imposible en temporada alta. Y aunque sea más fácil hacerlo en temporada baja, como fue en mi caso, tampoco es que resulte demasiado cómodo. Pero tal vez deleitarse en sus mármoles, esculturas y maderas nobles merezca la pena.
Empecemos por lo incómodo. Las mesas están tan juntas que, si llevas un bolso demasiado grande, y no digamos un carrito de bebé, ya estás molestando al vecino, invadiendo su espacio, convirtiéndote en una sardina enlatada (en un envase de lujo, eso sí).
El Café Majestic no está concebido como lugar donde ir a comer tranquilamente, por ejemplo, sino más bien como establecimiento para tomar algo rápidamente, en el que la carta nos muestra precios considerablemente más altos que en la mayoría de cafés de Oporto.
Por todas estas razones no teníamos demasiado claro si entrar al Café Oriental o no en nuestra visita a Oporto. Y fue la segunda vez que pasamos frente a su puerta cuando nos decidimos a conocerlo por dentro. Destellos de espejos, del elegante piano, de mármoles y maderas me atraparon al atardecer.
La carta no prometía ser demasiado barata, y así lo comprobamos al ver que mejor sería decantarnos por algún refresco y tentempié. Lo más económico en cuanto a comidas sería ese perrito caliente que, por seis euros, me comí con cuchillo y tenedor porque no había otra manera de hacerlo. Riquísimo, eso sí.
Pero en la carta encontramos todo tipo de comidas, desde platos internacionales a cocina portuguesa con el omnipresente y delicioso bacalhau. También un surtido de cafés, tes y dulces de confitería (tan exquisitos en Oporto). Abstenerse presupuestos ajustados.
Café Majestic, reminiscencias de la belle époque
El establecimiento, situado en la popular calle comercial de Santa Catarina, abrió sus puertas el 17 de diciembre de 1921 con el nombre de “Elite”, diseñado por el arquitecto Joao Queirós. Su inauguración fue todo un acontecimiento en la época, como le sucediera a la Librería Lello, y acudieron las personalidades más destacadas del momento.
Sería en 1922 cuando el Café pasó a tener su nombre actual, “más acorde con el espíritu de sus insignes visitantes”. Su fachada y sus paredes destilan ese aroma de los años veinte, de la belle époque, un art decó plagado de rollizos angelitos, flores y maderas nobles torneadas…
La etapa más triste del establecimiento fue de 1964 a 1980, cuando permaneció en el abandono, hasta que el Estado lo declaró Patrimonio Cultural en 1983, y en 1994 reabrió sus puertas tras una minuciosa restauración. Los nuevos propietarios habían resuelto devolver al Café Majestic su antiguo esplendor.
Estos alicientes hacen que el Café sea punto obligado de parada de las personalidades políticas o artísticas que se acercan a Oporto, hasta J. K. Rowling parece que pasó algunas tardes en el establecimiento durante su estancia en Oporto, escribiendo algunos capítulos de “Harry Potter”.
Eso sí, para las grandes citas, por lo que he podido ver en las fotografías, recolocan las mesas del Café y el plano ya no parece un tetris. Que no se diga que las personalidades pasan estrecheces.
En definitiva, sí, el café Majestic de Oporto me encandiló con esa suntuosidad y su estilo art decó, por el que siento debilidad. Me alegro de haber podido tomar el primer y seguramente el único perrito caliente con cuchillo y tenedor. Abre todos los días de 9’30 a 24 horas. ¿Qué te reservas, desayuno, comida, merienda o cena?
Sitio Oficial | Café Majestic
Fotos | Eva Paris en Diario del viajero
En Diario del viajero | Descubriendo Oporto