Ya hemos comentado que Lisboa está emplazada sobre terreno montañoso, sobre sus siete colinas. Ello otorga una fisionomía peculiar y encantadora a sus barrios, aunque cansada para el caminante.
Los elevadores o funiculares de Lisboa son los "hermanos" de los famosos tranvías, y ayudan a superar los desniveles de un modo cómodo. Así se convierten en una experiencia muy recomendable para llegar desde el río y las zonas bajas a las partes altas de la ciudad, como Bairro Alto, Alfama y Graça.
Los elevadores "amarelos", son funiculares potentes que salvan el desnivel entre los barrios altos y los bajos. Históricamente Lisboa ha tenido ocho de estos funiculares, de los que sobreviven tres:
Funicular de Glória, que une la Praça dos Restauradores em A Baixa con el mirador de Sao Pedro de Alcantara, uno de los lugares imprescindibles para obtener las mejores panorámica de Lisboa. El Elevador da Glória comenzó a funcionar el 24 de octubre de 1885.
Funicular de Lavra conecta la calle Câmara Pestana y el Largo da Anunciada (perpendicular a la Avenida de la Liberdade). En este funicular pude subir cuando estuve en Lisboa, aunque era de noche y no pudimos disfrutar de las vistas (muy cerca está el Mirador de Torel), aunque sí de la experiencia de pensar que había que bajar a empujar el viejo funicular para ayudarlo a llagar a lo alto... Se inauguró en 1884, siendo el funicular más antiguo de Lisboa.
Funicular de Bica, de la rua de Boavista (cerca de la estación de Cais do Sodré) a rua do Loreto, en el Bairro Alto. Es el funicular más utilizado, junto con el Elevador da Glória. Se inauguró el 28 de junio de 1892. Atraviesa un laberinto de callejuelas y casas antiguas. En lo alto nos espera el Mirador de Santa Catalina, con vistas al río Tajo y los muelles.
Además de estos fabulosos funiculares para esta función presta su servicio el elevador de Santa Justa, más que un simple ascensor una llamativa obra de ingeniería con reminiscencias de la Torre Eiffel y en la que también pudimos subir para llegar junto al Convento do Carmo.
Todos los funiculares fueron diseñados por Raoul Mesnier de Ponsard, el mismo ingeniero que creó más tarde el Elevador de Santa Justa.
Los funiculares son de la empresa de transportes públicos Carris, y se caracterizan por el mismo color amarillo de los tranvías, aunque suelen estar "decorados" por grafitis. Constan de un solo vagón con asientos laterales de madera a lo largo del mismo.
Los billetes de dos viajes en los funiculares de Lisboa cuestan 3'50 euros (el elevador de Santa Justa es más caro), aunque existen descuentos si compramos bonos y también están incluidos en la Lisboa Card y tarjetas de transporte como la 7 colinas y Viva Viagem.
Recuerda que si no puedes o no tienes ganas de subir demasiadas escaleras puedes recurrir a los elevadores funiculares de Lisboa, aunque también podemos decidirnos a probarlos para vivir en primera persona otra de las estampas típicas de la ciudad.
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