Siguiendo el curso laberíntico de los interminables pórticos, solo descifrable al principio del viaje gracias al plano, llegamos a la Basílica Santuario de San Stefano en Bolonia. Se trata de un complejo religioso medieval de gran belleza, valor histórico y arquitectónico y constituye, junto a la Basílica de San Patronio, parada imprescindible en lo que a iglesias boloñesas se refiere.
Podemos decir que la Basílica de San Stefano es el lugar con mayor concentración de iglesias en la ciudad: cuatro templos que hoy se pueden visitar en el mismo recorrido, a los que antiguamente habría que sumar otras tres iglesias: por eso se lo conoce como el complejo de "le Sette Chiese", las siete iglesias.
Puede que el número siete sea más místico que real, el caso es que en la actualidad hay cuatro iglesias fundidas en un solo complejo, que recorremos en un clima de tranquilidad y silencio, trasladándonos a otra época. A distintas épocas.
Desde hace más de mil años este complejo ha sido conocido como el "sancta Jerusalén Bononiensis". Construido alrededor de un núcleo del siglo V por el Obispo Petronio, contiene una reproducción del Santo Sepulcro de Jerusalén, junto a la capilla con los restos de los mártires de Bolonia Vitale y Agricola, exhumados de San Ambrosio en el siglo IV.
El complejo fue arrasado durante la invasión brutal de los húngaros a principios del siglo X y fue reconstruido en gran parte por los benedictinos entre el siglo X y XIII. Juntos forman una reconstrucción simbólica de los lugares de la Pasión de Cristo, como lo atestigua el antiguo nombre del grupo: "Santo Jerusalem".
Desde la tranquila plaza que acoge este complejo, la Plaza de Santo Stefano, vemos las sobrias fachadas de la iglesia del Crucifijo (derecha), el Calvario (centro) y la de San Vitale y Agricola (izquierda).
- Accedemos al complejo por la iglesia de Crocefisso, del siglo VIII, que contiene una cripta 1019 y valiosas obras de arte. En los espacios exteriores de la basílica se encontraron dos sarcófagos medievales que guardaban los restos de los primeros obispos de la Iglesia de Bolonia. Después de la restauración del pavimento de la plaza en 1994, estosfueron colocados en el jardín junto al lado derecho de la Iglesia del Crucifijo.
Desde aquí vamos a la iglesia del Santo Sepolcro, en cuyo interior hay 12 columnas de mármol y ladrillo, mientras que el centro está la reproducción de la tumba de Cristo (XII-XIV). La reproducción del Santp Sepulcro fue realizada por los cruzados que lo habían visto de primera mano, aunque en posteriores restauraciones se hayan producido modificaciones. Anteriormente se conservaban aquí las reliquias de San Patronio, patrón de Bolonia, actualmente conservadas en la basílica de San Patronio.
También podemos recorrer la Chiesa della Trinitá, del Calvario o de la Santa Cruz, de los siglos XII y XIII, donde se puede admirar una preciosa cuna pintada y crucifijos de madera dorada. Inacabada en su época por falta de fondos, se convirtió en el Baptisterio. Es una preciosa muestra del románico de la zona. De gran interés en la última capilla encontramos el grupo de madera de la Adoración de los Reyes Magos, con estatuas de tamaño natural. Es la escena más antigua de la natividad conocida en el mundo hecho con esculturas de este tipo (s. XIII).
Por último nos espera la iglesia de Santi Vitale e Agricola, la más antigua de la ciudad. De estructura basilical sin adornos, alberga las antiguas tumbas de los Santos de Vitalis y Agricola (siervo y señor, mártires boloñeses del siglo IV), aglutinando diversos estilos, con interesantes restos de los pisos de mosaico del siglo VI. A principios del siglo XV se encontró una tumba cristiana primitiva con la inscripción "Symon", se pensó que podía ser la tumba de Simón Pedro, la de San Pedro y esto atrajo muchos peregrinos, aunque la Iglesia "oficial" estuvo en contra de esa interpretación.
Siguiendo este laberinto eclesiástico podemos recorrer los patios, como el Patio de Pilato, llamado así para recordar el lugar donde se condenó a Jesús, con una gran pila de mármol. Por último, para visitar el museo con pinturas, esculturas y otras obras de arte de diferentes épocas.
También el claustro medieval, más grande que el patio de Pilato, se caracteriza por sus dos niveles: el inferior más antiguo, de estilo prerrománico y el superior que es un magnífico ejemplo de la columnata románica, probablemente la obra de Pietro d'Alberico a mediados del siglo XII. Algunos capiteles nos trasladan a escenas dantescas.
Terminamos nuestro paseo por este complejo visitando el Museo de Santo Stefano, nacido después de la restauración de finales del siglo XIX, que consta de dos salas. La antigua Sala del Capítulo, conserva importantes pinturas de la escuela Emiliana de los siglos XII a XVIII. La segunda, realizada en una capilla del siglo XVII, atesora relicarios, estatuas, bajorrelieves y pinturas de siglos posteriores.
La visita a los templos de Santo Stefano en Bolonia es gratuita, y tanto sus sobrias fachadas que aparecen inusualmente adosadas, fundidas, como los distintos recovecos que recorremos en su interior, desde capillas a claustros, nos trasladan a otras épocas, acercándonos un poco más a la historia de esta ciudad.
Fotos | Eva Paris
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